Un nuevo capítulo de La Promesa se avecina, cargado de emociones intensas, decisiones desgarradoras y un bautizo que marcará un antes y un después en la vida de todos. El próximo episodio, el 609, emitido este miércoles 4 de junio, promete dejar al público sin aliento, ya que varios hilos argumentales se entrecruzan en un crescendo dramático que desemboca en un evento trágico e inesperado.
Todo comienza con una escena inquietante: Catalina y Alonso descubren a Eugenia sosteniendo en brazos al pequeño Andrés. La mujer, visiblemente alterada, se comporta de forma errática, lo que alarma profundamente a los Luján. Ante el inminente bautizo de los niños, deciden tomar una medida radical para protegerlos: prohibir la asistencia de Eugenia a la ceremonia. La decisión no se toma a la ligera, pero Curro —el hijo de Eugenia— apoya la idea, creyendo que aunque su madre no es una amenaza directa, lo más sensato es mantenerla alejada del evento por el bien de todos.
Curro se encarga de comunicárselo a su madre, pero no recibe la respuesta que esperaba. Eugenia, herida y enloquecida, se niega rotundamente a aceptar la decisión. Para ella, ese niño es suyo, lo siente como parte de su alma, y está convencida de que debe estar presente en su bautizo. Sus palabras destilan obsesión y una fragilidad peligrosa que hace presagiar lo peor. Curro, aunque intenta calmarla, no logra hacerla entrar en razón.
Pero lo que nadie espera es que Eugenia actúe. Mientras todos creen que la situación está bajo control, Curro descubre con horror que su madre ha desaparecido. Y no solo eso: ha huido con el arma de Lorenzo. El peligro es inminente. La tensión se dispara. El bautizo que debía ser un día de alegría se transforma en una amenaza latente, un campo minado de incertidumbre donde todo puede suceder.
Mientras tanto, Petra intenta recuperar la confianza del servicio. Busca redimirse, acercarse a sus compañeros y demostrar que ha cambiado. Pero sus esfuerzos se ven constantemente saboteados por la desconfianza general, especialmente por María Fernández, quien no está dispuesta a perdonarla. María arremete contra ella sin piedad, acusándola de falsedad, de tener una doble cara y de manipular la situación a su favor. Ni siquiera la intervención de Samuel, que intenta mediar y pide que dejen en paz a Petra, consigue calmar la tormenta.
La tensión en La Promesa no se detiene ahí. Jacobo y Martina siguen enfrentando una crisis silenciosa pero profunda. Él, cada vez más confundido, empieza a preguntarse si su relación tiene algún futuro. La idea de no casarse jamás con Martina empieza a tomar forma en su mente, y como primer paso en esa dirección, decide no asistir al bautizo. La distancia emocional entre ambos se agranda, dejando al descubierto la fragilidad de su compromiso.
En contraste con la desilusión amorosa de Jacobo y Martina, Rómulo y Emilia avanzan en su vínculo. Su relación de amistad se fortalece día a día, ofreciendo un pequeño respiro emocional en medio del caos. También en un tono más ligero, vemos a Toño luchando con sus propios demonios. Aunque no se atreve a contarle toda la verdad a su madre, empieza a confesar parte de su implicación en el robo del coche y el dinero. Manuel, enterado de la situación, decide intervenir y ofrece su ayuda para saldar la deuda, en un intento generoso de evitar que Toño se hunda aún más.
Y mientras todos los hilos se entrelazan en la gran mansión de La Promesa, la tragedia se avecina. El día del bautizo llega, pero en vez de risas y celebraciones, el ambiente se enrarece. Nadie sabe que Eugenia se está acercando, armada y decidida. Las miradas se cruzan, los corazones se aceleran y en cualquier momento, todo podría desmoronarse. ¿Será este bautizo el escenario de una tragedia irremediable?
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