En los esperados capítulos 321 y 322 de Sueños de Libertad, la tensión alcanza un punto de ebullición. Begoña, arrinconada por el sargento Pontón, no tiene más opción que enfrentar sus propios miedos y romper el silencio. El interrogatorio es implacable, y esta vez ella decide confesar: mintió en su declaración ante la Guardia Civil por miedo a ser injustamente culpada. Pero el sargento, con su aguda intuición, no deja pasar la oportunidad y lanza una pregunta demoledora: “¿Culpable de qué?”
Mientras tanto, Andrés actúa impulsivamente y toma una decisión radical con respecto a María, sin prever las consecuencias. El sargento Pontón, por su parte, continúa profundizando en los hechos que rodearon la trágica noche en la que Jesús perdió la vida. Cada pista que descubre lo aleja más de la hipótesis del suicidio y lo acerca peligrosamente a una verdad aún más siniestra: un asesinato. En este contexto, Andrés y Begoña se convierten en los principales sospechosos, y Manuela es llamada a declarar, con la esperanza de reconstruir lo que realmente ocurrió en la mansión de los De la Reina.
Damián, convencido de que su hijo no se quitó la vida, está dispuesto a todo para probarlo. Aunque carece de pruebas concretas, no duda en señalar a don Pedro como el verdadero culpable. Mientras la boda entre Digna y Pedro se aproxima, este último parece más preocupado por su luna de miel que por el caos que ha sembrado. Pedro nombra a Joaquín como encargado de la empresa durante su ausencia, desplazando nuevamente a Tasio y hiriendo su orgullo.
En paralelo, Damián intenta ayudar a Cristina a integrarse en el laboratorio como asistente, pero Luis no lo ve con buenos ojos. Raúl, por su parte, se sincera con Manuela sobre su ruptura con María, revelando el dolor que le causó descubrir que su relación fue, para ella, un simple juego.
El sargento Pontón logra desmontar la teoría de que Pedro fue quien denunció anónimamente a Begoña, revelando que la llamada fue realizada por una mujer. Todo apunta a María como la verdadera responsable, y cuando Andrés lo descubre, su relación con ella se quiebra definitivamente.
Digna, presa de un malestar emocional creciente, empieza a replantearse su boda. Sus comportamientos erráticos preocupan a todos y amenazan con desatar una tormenta en la familia. Pedro, cada vez más acorralado, comienza a temer que Digna hable. Irene lo presiona: si la verdad sale a la luz, ambos podrían caer. Lo que no saben es que el peligro no está afuera… sino dentro: Pedro es el verdadero asesino. La verdad está a punto de explotar y nadie saldrá ileso.