La esperada boda entre Manuel y Jana se convierte en un torbellino de emociones e intrigas cuando Cruz, implacable en sus maquinaciones, intenta controlar cada aspecto de la ceremonia. Mientras los novios sueñan con una celebración sincera, Cruz usa la ocasión para fortalecer su imagen ante la nobleza, ocultando las verdaderas raíces de Jana. Manuel, cada vez más frustrado, considera la posibilidad de escapar con su amada para hallar la paz lejos de las imposiciones familiares. Curro, su confidente, apoya esta idea sin dudarlo.
Entre las tensiones familiares, Cruz sorprende al nombrar a Lorenzo como padrino, reemplazando a Rómulo, la elección natural de Jana. La decisión desencadena un conflicto que pone a prueba la paciencia de todos los involucrados. Asimismo, Cruz arrebata a Jana el sueño de lucir un vestido sencillo, imponiendo un opulento diseño acorde con su propio gusto y prestigio.
Mientras el servicio descubre un pasadizo secreto que promete revelar antiguos misterios, Leocadia maniobra entre alianzas ocultas y verdades encubiertas, acercándose a Catalina, quien enfrenta las consecuencias de su embarazo. Leocadia se convierte en un inesperado apoyo para Jana, a la vez que oculta sus propios intereses.
Los preparativos avanzan, y aunque Cruz parece haber cedido, su silencio es solo el preludio de una jugada final. La ceremonia, llena de miradas cómplices y tensiones latentes, culmina con el “sí, quiero” de Jana y Manuel. Sin embargo, los secretos, las conspiraciones de Cruz, y la frágil felicidad de los novios anuncian un destino incierto.
Por otro lado, Ricardo se debate entre su amor por Ana y su lealtad a Pía, mientras Petra amenaza con revelar un secreto que podría romper su relación con Santos. El pasadizo oculto atrae a los curiosos, dejando entrever que sus secretos podrían transformar para siempre la vida en “La Promesa”. La decisión de Catalina de abandonar el palacio y las noticias devastadoras sobre el padre Samuel intensifican la incertidumbre y el drama en este capítulo crucial.