En un ambiente cargado de emociones contenidas, Gabriel y Begoña se enfrentan a una conversación que marcará un antes y un después en su relación. El silencio inicial entre ellos es casi asfixiante, pero finalmente Gabriel, con un tono cargado de nostalgia, rompe el hielo preguntando si el extraño comportamiento de Begoña tiene que ver con Andrés. Su intuición no le falla: Begoña le confiesa que ha revelado su relación a Andrés, lo cual explica su ausencia en la comida. La confesión toma por sorpresa a Gabriel, aunque su reacción es más una máscara de sorpresa que una genuina conmoción.
Begoña, con una tristeza evidente en el rostro, le explica que se lo contó poco antes de ir a buscar a María. La reacción de Andrés, como era de esperarse, no fue buena. Gabriel intenta razonar: si Andrés ya ha empezado una nueva vida con María, ¿por qué reprocharle a Begoña que también rehaga la suya? Sin embargo, por dentro, Gabriel está lleno de confusión y una rabia contenida que apenas puede disimular. Pide disculpas por haberse dejado llevar por sus emociones y Begoña, con el alma rota, intenta justificar sus sentimientos: “Solo nos estamos conociendo”, dice. Gabriel le responde con dulzura que lo sabe, pero le cuesta saber cómo sentirse ahora. ¿Se arrepiente ella de haber hablado con Andrés? Begoña dice que no, pero su voz deja claro que no ha encontrado paz en esa decisión. Para ella, cerrar esa etapa no ha sido nada fácil.
Gabriel intenta consolarla. Se acerca, le toma la mano y le asegura que no hay prisa, que el simple hecho de que haya sido honesta con su tío y con Andrés ya significa mucho. “No quiero más mentiras en mi vida”, afirma Begoña, con una voz quebrada por el dolor y la confusión. Gabriel la mira con dulzura y admite que cuanto más la conoce, más le gusta. Pero justo cuando parece que sus corazones están por encontrarse, el teléfono interrumpe la escena como un abrupto despertar. Begoña contesta, aún alterada: es Marta, que la requiere con urgencia en la fábrica.
Gabriel se preocupa y le pregunta si estará bien. Ella responde con una sonrisa que no alcanza los ojos. A pesar de su aparente calma, la situación en la fábrica se ha convertido en un verdadero infierno. Allí, el caos reina tras un descubrimiento alarmante: el perfume que la competencia, Brosarte, ha lanzado es prácticamente idéntico al que ellos diseñaron para Pobeaga. Damián está indignado, Marta sospecha que no se trata de una coincidencia y Luis, con preocupación, confirma la similitud. Se trata de una fórmula muy específica, y no puede ser fruto del azar.
Gabriel, cada vez más tenso, exige saber lo que todos piensan. La palabra “topo” surge con fuerza en la conversación. Alguien, desde dentro, ha traicionado al grupo y filtrado la fórmula. La sospecha se hace densa, casi insoportable. La posibilidad de un traidor genera un torbellino de acusaciones y teorías. Ya lo habían vivido con el caso Florar, y nadie quiere repetir ese doloroso episodio.
Mientras tanto, en el despacho de Don Pedro, la atmósfera no es menos tensa. Irene intenta calmar el ambiente diciendo que su hermano no es tan temible como parece, pero ni siquiera sus palabras logran disipar la tensión. Don Pedro, sin dejar de mirar hacia el futuro incierto, le ofrece una propuesta a Cristina que podría cambiar su vida. A pesar de ser una principiante, ha demostrado gran habilidad y compromiso, algo que incluso Pedro reconoce. Cristina responde con humildad, agradecida por la oportunidad.
En la sala de reuniones, Gabriel reaparece, serio, y con un tono sombrío anuncia que no trae buenas noticias. La tensión se espesa mientras revela que, al sugerir que Kobeaga ha sido víctima de espionaje industrial, Damián reaccionó con furia. La situación es un desastre: todo el trabajo y la inversión están en juego. Gabriel se siente frustrado por la falta de comprensión y añade, con pesar, que la reacción de Damián fue tremendamente injusta.
En esta jornada decisiva, el destino de todos pende de un hilo. Las decisiones que se tomen no solo afectarán el futuro de la empresa, sino también las relaciones personales que se han ido tejiendo con esfuerzo. Mientras algunos buscan respuestas, otros intentan proteger sus secretos. Pero una cosa es segura: el tiempo ya no está de su lado. Es una amenaza constante que les pisa los talones, arrastrando con él las consecuencias de cada acción no dicha, de cada verdad oculta y de cada amor en conflicto.