El destino de La Promesa pende de un hilo mientras Jana enfrenta el dilema más grande de su vida. La noche anterior, ella y Manuel anunciaron su partida definitiva hacia Italia, buscando dejar atrás las sombras del pasado. Sin embargo, su corazón no encuentra paz. Secretos ocultos, una culpa persistente y su deseo de justicia la retienen en el lugar donde todo comenzó.
Desde el amanecer, la tensión se apodera del palacio. Los rumores sobre despidos y crisis económica inundan los pasillos, provocando el desconcierto de los criados. Rómulo, el mayordomo, establece condiciones draconianas: quienes decidan quedarse deberán trabajar sin sueldo, mientras que los que se marchen lo harán sin indemnización. En la cocina, Teresa se sume en la preocupación, mientras Santos aviva las habladurías sobre un posible acercamiento entre Ricardo y su exesposa, Ana. Aunque Ricardo se ve obligado a desmentir los rumores públicamente, la incertidumbre en su mirada y el silencio de Ana despiertan más sospechas de las que logran apaciguar.
Mientras tanto, Curro se enfrenta a su propio tormento. Descubre que Jana ha compartido información comprometida con Leocadia, amenazando con exponer su verdadero origen. Su rabia y miedo se entremezclan: ¿lo ha traicionado? ¿O acaso busca usar su secreto en su contra? En medio de su confusión, Angela le advierte sobre los planes de Cruz y Lorenzo para forzar su matrimonio con una heredera de los Castroviejo. El futuro de Curro parece sellado, pero su mayor preocupación sigue siendo Jana y sus motivos ocultos.
En otro rincón del palacio, Martina desafía las imposiciones familiares. A pesar de la crisis, insiste en celebrar su boda en La Promesa, un sueño de infancia que se niega a abandonar. Sin embargo, la marquesa Cruz se opone tajantemente, priorizando la estabilidad económica sobre cualquier anhelo sentimental. Su prometido, Jacobo, trata de convencerla de lo contrario, pero en Martina crece la sospecha de que, al igual que Pelayo, su amor no es más que una máscara de conveniencia.
El conflicto llega a un punto de quiebre cuando Jana recibe una carta anónima que amenaza con destrozar sus planes de huida. El mensaje es claro: si se marcha sin revelar la verdad, el sufrimiento de su madre habrá sido en vano. Al recordar la confesión de Pía sobre la muerte del varón de Luján y las intrigas de Cruz y Lorenzo, Jana comprende que aún queda una última batalla por librar. Cuando Manuel entra en su habitación, la encuentra con el rostro desencajado y la carta en la mano. “No podemos irnos todavía”, le dice con determinación. Aunque él anhela escapar de ese infierno, sabe que Jana tiene razón. Permanecer en La Promesa es la única forma de evitar más injusticias.
Finalmente, Jana y Curro tienen el enfrentamiento inevitable. Él la encara en la biblioteca, exigiendo respuestas. “¿Por qué le contaste a Leocadia mi secreto?”, pregunta, con una mezcla de furia y dolor. Jana, con el rostro sereno, le responde sin titubeos: “No fue una traición…”.