En el episodio más inquietante y revelador hasta ahora de La Promesa, el despertar de Catalina no solo marca el inicio de su recuperación… sino el comienzo de un torbellino que amenaza con destruir a toda la familia. Lo que parecía un milagro médico se convierte en el pistoletazo de salida para una serie de revelaciones que cambiarán el rumbo del palacio para siempre.
Catalina abre los ojos, pero no despierta del todo: su mirada es diferente, cargada de imágenes y secretos que nadie más ha visto. Mientras Curro y Ángela intentan mantener la esperanza a su lado, el doctor Ferrer detecta algo extraño en sus signos vitales: como si una fuerza invisible estuviera luchando desde dentro para devolverla a la vida. Todo el palacio guarda silencio ante lo que parece un renacer… y una advertencia.
La tensión se multiplica cuando un forastero misterioso entra por las puertas del palacio con una carta antigua y sellada, que contiene una verdad escondida durante generaciones. Frente a todos, afirma que la familia Luján no es quien cree ser y que la misiva que porta podría derrumbar siglos de poder, linaje y silencio. Su presencia desata miedo, indignación y una amenaza que pesa sobre todos: “La verdad está escrita… y no puede ser borrada.”
Mientras tanto, en las sombras, Petra, la ama de llaves, revela su lado más oscuro. Harta de años de sometimiento y humillación, descubre un pasadizo secreto lleno de documentos olvidados… y los usa para trazar una venganza que podría hacer temblar los cimientos del palacio. Su plan, alimentado por dolor y obsesión, empieza a tomar forma con la ayuda silenciosa de Samuel, quien duda si seguir adelante o intentar frenarla antes de que sea demasiado tarde.
En otro rincón del palacio, Martina y Jacobo se enfrentan en una conversación cargada de emociones. Secretos del pasado salen a la luz, diarios escondidos revelan alianzas ocultas, y Jacobo se rompe por completo al confesar que ha vivido atrapado en mentiras y manipulaciones. ¿Puede haber redención? ¿O ya es demasiado tarde?
Y mientras Manuel, Simona y el sargento Burdina buscan desesperadamente al pequeño Antoñito —desaparecido sin dejar rastro—, descubren pistas que apuntan a una red secreta de poder y traición que se extiende más allá de las fronteras del palacio.
En la escena final, todos los personajes se reúnen en el gran salón. Entre lágrimas, confesiones y amenazas veladas, el forastero anuncia: “Solo enfrentando vuestros miedos podréis romper la maldición que os consume.”
Así arranca una nueva etapa en La Promesa, donde ya no hay vuelta atrás. Catalina ha despertado… y con ella, la verdad también.