En el avance del capítulo, la atmósfera se presenta cargada de angustia y miedo. La noche que rodea al palacio se convierte en un escenario denso, donde cada minuto parece eterno mientras Catalina lucha por dar a luz a sus gemelos. La escena comienza con el grito desgarrador de Catalina, cuyos lamentos llenan el aire, presagiando una tragedia que se cierne sobre su vida. La tensión es palpable entre los sirvientes y los miembros de la familia, quienes esperan nerviosos noticias del resultado de la operación. Sin embargo, lo que está por ocurrir no es solo una simple batalla por la vida, sino una tragedia que puede cambiarlo todo.
Catalina, debilitada y llena de dolor, apenas puede pronunciar una palabra. Uno de los gemelos ya ha nacido, pero el destino de su otro hijo sigue siendo incierto, lo que añade aún más angustia a una situación ya de por sí extrema. Manuel, completamente sobrepasado por la desesperación, carga con su hermana por los pasillos del palacio mientras su cuerpo se estremece por la ansiedad. Él se siente impotente, rogando por un milagro. En ese mismo momento, Catalina, con voz quebrada por el sufrimiento, le susurra que uno de sus hijos ya ha llegado al mundo, lo que aumenta aún más la tensión.
Los nervios se disparan cuando Petra, quien busca al doctor, es detenida por Leocadia, quien tiene planes muy distintos. Mientras Catalina está luchando por dar a luz, Leocadia tiene sus propios intereses ocultos. La cámara captura la escena inquietante cuando Petra intenta huir al pueblo para buscar ayuda médica, pero la fría mirada de Leocadia se interponen en su camino. Leocadia, con un aire calculador y autoritario, le ordena que entre en su habitación, y al hacerlo, un presagio oscuro se instala en la sala.
Petra, confundida y aterrada, se ve atrapada en la habitación de Leocadia, quien, con un tono gélido y calculador, deja entrever sus verdaderas intenciones. Leocadia no quiere que el doctor llegue a tiempo para salvar a Catalina, ya que su objetivo es otro: eliminar cualquier obstáculo en su camino, incluso si esto significa sacrificar vidas inocentes. Petra, con el corazón acelerado, finalmente comprende que su lealtad a Catalina y a la familia está siendo puesta a prueba, y Leocadia no tiene intención de permitir que el destino de Catalina sea otro que no sea el suyo propio.
Mientras tanto, en la habitación de Catalina, Manuel está desesperado, aferrándose a la esperanza de que el doctor llegará antes de que sea demasiado tarde. La tensión aumenta, con los gritos de Catalina llenando el aire y el miedo de perderla a ella y a los gemelos inyectando un sentido de urgencia en todo el palacio. El tiempo parece detenerse mientras Manuel trata de mantenerla consciente, diciéndole que todo saldrá bien, que lo lograrán, que ella verá a sus hijos crecer. Cada palabra se convierte en una promesa en medio de un mar de incertidumbre y horror.
La situación se vuelve aún más grave cuando Petra desaparece sin dejar rastro. La angustia crece cuando Manuel se da cuenta de que no ha encontrado al doctor, y un oscuro presagio se apodera de él. Curro, al llegar a la habitación de Catalina, también está desconcertado. Juntos, ambos se dan cuenta de que Petra no ha salido a buscar ayuda, y la verdad detrás de su desaparición comienza a asomar. La duda y la desconfianza crecen, y la sospecha de que algo está profundamente mal se convierte en la certeza de que hay fuerzas que operan en las sombras, decididas a alterar el destino de Catalina y sus hijos.
En el momento en que Curro se prepara para buscar al doctor, la puerta se abre de golpe, revelando finalmente la figura esperada: el médico llega, con su maletín en mano y una determinación clara en su rostro. La tensión en la sala es palpable, pero la llegada del doctor trae una esperanza renovada. El doctor, con su profesionalismo y experiencia, entra en la habitación dispuesto a hacer todo lo posible por salvar a Catalina y a sus hijos. Finalmente, después de lo que parecen horas de agonía, el miedo comienza a desvanecerse ligeramente.
Pero este avance también deja claro que la batalla por la supervivencia de Catalina está lejos de terminar. La sombra de Leocadia y sus intenciones oscuras planea sobre el futuro de la familia Luyan, y los gemelos recién nacidos podrían no ser bienvenidos en ese mundo. Catalina aún se enfrenta a un destino incierto, y aunque el médico ha llegado a tiempo, la intervención de fuerzas externas podría cambiarlo todo.
Lo que está por venir es un campo de lucha emocional y moral, donde las lealtades serán puestas a prueba y las traiciones podrían desencadenar una serie de eventos que cambiarán la vida de los personajes para siempre. La pregunta persiste: ¿Qué sacrificios serán necesarios para asegurar la vida de los niños? Y, aún más importante, ¿será Catalina capaz de sobrevivir a las oscuras fuerzas que se alinean contra ella? La respuesta aún está por llegar, pero lo que queda claro es que la familia Luyan está al borde del caos, y sus destinos ya no están bajo su control.