En uno de los episodios más impactantes de La Promesa, las máscaras comienzan a caer, y la verdad irrumpe como un relámpago en medio de la oscuridad. Pía, incansable en su búsqueda de justicia, ha llegado al corazón de una conspiración que no solo terminó con la vida de Jana, sino que amenaza con arrastrar a todos los implicados en su caída.
Todo comienza cuando Pía cruza el umbral del laboratorio oculto en el ala este del palacio. Lo que parecía una simple consulta con un especialista en sustancias peligrosas se convierte en un descubrimiento escalofriante. Allí, en un ambiente impregnado de secretos y frascos sospechosos, el médico confirma algo terrible: Jana fue víctima de una manipulación médica intencional. Una sustancia tóxica alteró su tratamiento, y lo peor, todo indica que no fue un error. Fue un atentado.
Con el alma en vilo, Pía regresa al palacio y comparte la verdad con Curro. Juntos empiezan a trazar las conexiones. Las piezas del rompecabezas empiezan a encajar: Petra, el doctor, Cruz… pero es un nombre el que resuena con más fuerza: Leocadia. La matriarca del palacio, siempre intocable, siempre en las sombras, aparece ahora como el posible cerebro detrás de la tragedia. Fue ella quien dio acceso al ala médica. Fue ella quien tejió una red de encubrimiento con la ayuda de Petra y de Cruz.
Pía y Curro no se detienen. Con determinación y coraje, inician una investigación secreta, recopilando pruebas, reuniendo testimonios, conscientes de que cualquier paso en falso puede costarles caro. Pero saben que ya no hay vuelta atrás. Jana merece justicia.
La tensión en el palacio es palpable. El servicio murmura, los señores de la casa observan en silencio. Petra, sintiendo que su tiempo se agota, intenta huir. Con la maleta bajo el brazo y el miedo pegado a la piel, intenta escapar por la puerta trasera. Pero el destino la alcanza. El sargento Burdina la detiene, acusándola formalmente de manipulación de tratamiento, falsificación de documentos médicos y obstrucción de la justicia. Petra, derrotada, cae de rodillas. Su arresto sacude los cimientos del palacio.
Pero Pía sabe que Petra es solo el primer eslabón. En una asamblea improvisada en el salón principal, Pía y Curro revelan ante todos los presentes lo que han descubierto: la muerte de Jana no fue un accidente. Fue premeditada. Y detrás de todo, se alza el nombre que hasta ahora nadie se atrevía a pronunciar: Leocadia.
El silencio se rompe con murmullos de horror. Los criados intercambian miradas incrédulas. Catalina, desde lo alto de la escalera, desciende con solemnidad y declara: “Si Leocadia está implicada, responderá ante la ley.” Las palabras caen como un martillo. Leocadia, presente en el salón, mantiene su porte frío, pero sus puños cerrados y su mirada helada revelan que la máscara ha empezado a resquebrajarse.
En las horas siguientes, el palacio entero vive una transformación. Simona, Lo, Ángela… todos sienten que el cambio ha comenzado. El silencio da paso a la verdad. Pía, aún temblando, es abrazada por Simona, quien le susurra: “Yana estaría orgullosa de ti.” Curro la toma de la mano. “Esto apenas comienza,” dice. Y ambos, mirando hacia el futuro, prometen no detenerse hasta que caiga el último responsable.
Semanas después, la noticia del arresto de Petra se ha esparcido más allá de los muros del palacio. La nobleza local sigue con atención el caso. Las audiencias se llenan. Pía y Curro, incansables, presentan pruebas, confrontan testigos y exigen justicia en nombre de una joven que murió por atreverse a vivir libremente.
En el centro de todo, la figura de Leocadia comienza a tambalearse. Lo que una vez fue poder absoluto, ahora es sospecha, juicio y caída inminente. La verdad ha despertado. Y en La Promesa, ya nadie volverá a dormir tranquilo.
🌙 No te pierdas esta entrega histórica. Porque cuando el poder se usa para destruir, la verdad encuentra siempre su voz. Y esta vez, esa voz se llama Pía.