En los próximos episodios de La Promesa, una bomba emocional estallará en el corazón del palacio cuando Simona, una de las figuras más queridas del servicio, revele una verdad desgarradora que cambiará para siempre la percepción que todos tienen de ella y de Antoñito, el joven al que durante tanto tiempo se creyó su hijo.
Todo comenzará con un ambiente tenso que irá en aumento. Manuel, convencido de la capacidad de Antoñito, considerará ofrecerle un puesto permanente en el palacio. Sin embargo, lo que para él es un acto de buena voluntad, para Simona se convierte en una pesadilla. Desbordada por el pánico, hará todo lo posible por evitar que ese vínculo se formalice. Sus acciones no pasarán desapercibidas: los sirvientes, acostumbrados a su compostura y eficiencia, comenzarán a notar su comportamiento errático, sus errores en la cocina, sus silencios prolongados y esa mirada perdida que la delata.
Candela, su inseparable compañera, será la primera en confrontarla, preocupada por su salud y su repentino cambio de actitud. Simona intentará disimular, escudándose en el cansancio o la edad, pero el dolor es demasiado profundo. Algo dentro de ella lucha por salir, algo que la consume por dentro. Y no pasará mucho tiempo antes de que el caos se instale en la cocina: sopas quemadas, pan salado, ingredientes confundidos… errores impensables para alguien de su experiencia. Incluso Rómulo, siempre atento al orden, se quejará del descontrol que parece apoderarse del corazón del servicio sin saber que lo que se cuece no es solo comida, sino una tragedia personal.
Cuando finalmente la presión sea insoportable, Simona buscará a Manuel. Lo detendrá en un pasillo, con el rostro desencajado y el alma en vilo. Debe hablar con él antes de que sea tarde. Manuel, sorprendido por la urgencia, querrá saber qué la perturba tanto. Será entonces cuando Simona, temblando por dentro pero firme por fuera, le suelte la verdad como un cuchillo: “¡Antoñito no es mi hijo!”.
Lo que sigue es aún más impactante. Simona no solo negará ser la madre de Antoñito, sino que revelará que el joven carga con un pasado aterrador. Un pasado que ella conoce demasiado bien. Antoñito, según cuenta, está vinculado con actos atroces cometidos en otro tiempo y lugar. Sus crímenes, cubiertos de sombra, no pueden quedarse ocultos por más tiempo. La mujer que parecía haberlo criado como propio ahora confiesa no solo su desconexión sanguínea, sino su repudio total, su miedo, su dolor. La confesión golpeará a Manuel como un trueno. ¿Cómo pudo no haberlo visto? ¿Qué oculta realmente Antoñito?
La noticia correrá como pólvora entre los sirvientes. En paralelo, las conversaciones entre López y Teresa destaparán que no son los únicos que habían notado un extraño comportamiento en Simona. Desde la llegada del joven, algo cambió en ella, como si el reencuentro en vez de haber traído consuelo hubiera abierto una herida profunda y sangrante. Teresa lo dirá claramente: “A veces, lo que esperamos con esperanza duele más que la ausencia”.
Y mientras el día avanza, la cocina de La Promesa reflejará el torbellino emocional que sacude a su alma más silenciosa. Las ollas quedarán olvidadas, los platos sin lavar, y cuando Petra, estricta como siempre, irrumpa para hacer su ronda, el desastre será evidente. La regañina será inevitable, pero en lugar de agachar la cabeza, Simona se alzará, firme y digna, y por primera vez enfrentará a Petra con una voz que, aunque quebrada, resonará como un trueno: “No me hables en ese tono”.
Detrás de sus palabras, hay algo más profundo: una madre rota que nunca fue madre, una mujer que protegió un secreto que no podía cargar más. Lo que parecía ser una historia de reencuentro entre madre e hijo, se transforma ahora en un oscuro misterio. ¿Quién es realmente Antoñito? ¿Qué ha hecho para que Simona lo niegue de forma tan definitiva?
Con esta confesión, La Promesa dará un giro dramático sin precedentes. La aparente calma del palacio se verá sacudida por nuevas preguntas, nuevas heridas y la incertidumbre de un pasado que vuelve para reclamar justicia.
Prepárate para un capítulo cargado de emociones, revelaciones y decisiones que marcarán un antes y un después en la historia de Simona y de todos los que habitan en La Promesa.