Avance Semanal LA PROMESA del 28 al 2 de mayo – Capítulos 584 al 587

Una nueva semana llega a La Promesa y, con ella, un torbellino de emociones, revelaciones y conflictos que pondrán a prueba los lazos familiares y las lealtades más profundas. La trama se intensifica desde el primer minuto con un regreso tan inesperado como inquietante: Eugenia, la esposa de Lorenzo y hermana de Cruz, vuelve al palacio, removiendo antiguos fantasmas y generando una ola de tensiones que amenaza con destruir el precario equilibrio de la casa.

La reaparición de Eugenia no solo sorprende por su momento, sino por su efecto inmediato. Curro, su hijo, se ve obligado a retomar su rol de señorito —una fachada que ya le pesaba— con el único objetivo de proteger a su madre. Su regreso despierta inquietudes sobre eventos pasados y secretos nunca resueltos, sobre todo aquellos relacionados con Lorenzo, su esposo, cuya actitud ante la situación parece más preocupada que emocionada.

Mientras tanto, Catalina y Adriano continúan su lucha por el amor, pero enfrentan un giro inesperado. En un principio, Alonso, el patriarca, cede y les otorga su bendición. Sin embargo, pronto recula. El marqués, abrumado por las posibles repercusiones del matrimonio en la vida de Leocadia, decide prohibir la boda, lo que provoca una explosiva crisis familiar. La decepción y el dolor de Catalina son palpables, y Manuel no tardará en hacer sentir su enojo ante esta decisión arbitraria.

Por otro lado, la investigación sobre el asesinato de Dolores avanza en la sombra. Curro y Pía, decididos a llegar al fondo del crimen, siguen recopilando pistas, cada vez más convencidos de que Lorenzo está directamente implicado. No obstante, el camino está lleno de obstáculos, y actuar con discreción se vuelve una cuestión de supervivencia. Paralelamente, Ángela se mueve en busca de respuestas, interrogando a Leocadia para reconstruir el pasado oscuro de Curro, cuyas raíces familiares parecen cada vez más turbias.

Uno de los momentos más comentados de la semana llega con la confesión de Martina. Tras su enigmático viaje, la joven revela haber visitado a Cruz en prisión. La noticia no solo provoca consternación, sino también rechazo y ruptura. Manuel y Catalina, profundamente dolidos por esta decisión, no pueden ocultar su decepción. La familia se fractura aún más, y las tensiones entre hermanos y primos alcanzan un punto crítico. Jacobo y Lorenzo observan con creciente preocupación los efectos colaterales de las acciones de Martina, sabiendo que esto podría tener consecuencias políticas y sociales dentro y fuera del palacio.

En la planta baja, la relación entre Toño y Simona continúa deteriorándose. Los intentos de ella por mantener la conexión emocional parecen chocar contra un muro de indiferencia. Emilia, la nueva enfermera que ha comenzado a ganar terreno en la historia, empieza a preocuparse sinceramente por la pareja. La tensión entre los criados se convierte en un espejo silencioso del caos que sacude a los señores.

Y es precisamente Emilia quien protagoniza una de las revelaciones más íntimas de la semana. Rómulo, siempre tan recto y reservado, finalmente baja la guardia y le confiesa un secreto de su pasado, uno que había guardado bajo llave durante años. El contenido de esa confesión aún está por descubrirse por completo, pero sin duda marcará un antes y un después en la relación entre ambos, y quizás en la percepción que todos tienen del mayordomo más leal del palacio.

En un giro igualmente inesperado, Petra, conocida por su frialdad y carácter inflexible, muestra una nueva faceta. Influenciada por la cercanía con Samuel, que ha empezado a confiar en ella y verla más allá de su dureza habitual, Petra se permite sentir, empatizar… y actuar. Movida por este cambio interior, decide ayudar a una misteriosa amiga, ofreciéndole una oportunidad laboral. Este gesto sorprende a todos y deja entrever que quizás, bajo su apariencia impenetrable, Petra aún guarda humanidad.

Mientras tanto, la tensión entre Manuel y su padre, Alonso, estalla en una discusión abierta. Manuel, incapaz de entender cómo el marqués puede aceptar sin reparos el amor de Catalina por Adriano, pero rechazar el suyo por Jana, no se guarda nada. Su reproche es directo, cargado de dolor y frustración, evidenciando una herida que nunca ha sanado del todo. Alonso, por su parte, parece cada vez más acorralado entre las decisiones del deber y los sentimientos de sus hijos.

Todo esto sucede bajo el peso de un ambiente cada vez más denso en el palacio. Secretos familiares comienzan a aflorar, revelando verdades que muchos creían enterradas. Nuevas alianzas se tejen entre pasillos y habitaciones cerradas, mientras antiguos enemigos empiezan a mostrar fisuras. Y en medio de todo, la figura de Eugenia crece como una sombra en el horizonte: su presencia amenaza con desenterrar pecados del pasado que podrían cambiarlo todo para siempre.

El palacio de La Promesa se convierte, esta semana, en un campo minado de emociones y traiciones. Y lo más aterrador de todo es que lo peor… aún está por venir.