En el próximo capítulo de La Promesa, se desatará uno de los momentos más tensos y desgarradores de la temporada. La confianza se romperá en mil pedazos, una madre enfrentará el peor temor de su vida y una verdad largamente oculta saldrá a la luz… ¡con billetes cayendo al suelo como cuchillas!
Todo comienza cuando Simona escucha un comentario inquietante de uno de los criados: Toño ha regresado. Pero no trae ni el coche, ni las piezas de aviación, ni las costosas máquinas que Manuel le había confiado para el viaje. El corazón de la cocinera late como un tambor desbocado. Sin perder un segundo, se lanza en busca de su hijo, ignorando los susurros y las miradas que la siguen por los pasillos del palacio.
Lo encuentra en su antiguo cuarto, cabizbajo, derrotado. El reencuentro no tiene palabras dulces. Simona, temblorosa y con voz de acero, exige respuestas: “¿Dónde están las cosas de Manuel?”. Toño, con rostro de víctima, inventa un asalto: dos hombres, cristales rotos, violencia. Pero Simona no es tonta. No hay un solo rasguño, ni una prenda rota. La historia hace aguas y el instinto de madre le grita que algo va mal.
La conversación sube de tono. Toño se ofende. Dice haber cambiado. Jura por la vida de su madre que no ha robado nada. Pero Simona ya ha escuchado eso antes. Y esta vez no está dispuesta a seguir creyendo a ciegas.
Toño, herido en su orgullo, decide marcharse. Recolecta sus cosas, lanza reproches y amenaza con desaparecer para siempre. Pero justo cuando cree que puede escapar del juicio de su madre, Simona aparece en la puerta trasera, decidida, con los ojos enrojecidos pero firmes. “¡Muéstrame la maleta!”, le exige. Toño se niega, intenta mantener su dignidad, pero Simona arranca el equipaje de sus manos.
Y entonces, el mundo se detiene.
La maleta cae al suelo y una lluvia de billetes explota sobre el camino de tierra. Pesetas por todas partes. La evidencia es irrefutable: Toño iba a huir con el dinero de Manuel.
Simona cae de rodillas, con los ojos llenos de horror y el alma hecha pedazos. “¡Tú ibas a robar, a escapar otra vez, mirándome a los ojos!”, grita entre sollozos. Toño intenta justificarse. “Lo iba a devolver, madre… te lo juro.” Pero ya es tarde. El daño está hecho.
En ese preciso instante, Burdina, alertado por Eurico, llega con su equipo. La escena es clara. El sargento no necesita más pruebas. Toño, pálido y tembloroso, es esposado y detenido por intento de hurto. Mientras es llevado por los ayudantes, sus protestas suenan más a lamentos que a defensa. Simona se queda sola, entre el polvo, los billetes esparcidos y un atardecer teñido de culpa y sangre.
Poco después, Manuel se acerca a la cocina, donde Simona, ya más serena pero visiblemente devastada, lo recibe con la mirada baja. “¿Se va?”, pregunta con voz rota. “Sí”, responde Manuel. “Está haciendo la maleta. Pero no admitió haber robado. Me juró que no lo hizo… y le creo.”
Simona no puede creer lo que oye. “¿Le crees?”, pregunta incrédula. “Sí”, afirma Manuel. “Yo sé lo que es ser acusado sin pruebas. Y cuando lo miré, no vi a un ladrón… vi a un hombre roto.”
Simona rompe a llorar. Por primera vez, no por la vergüenza de su hijo, sino por haber querido creer demasiado. “Lo intenté, Manuel… te juro que lo intenté.”
Y justo cuando parece que todo está dicho, una chispa de coraje prende en el alma de Simona. Se quita el delantal, atraviesa la cocina decidida y corre tras su hijo. Lo alcanza antes de que cruce el sendero de grava. “¡Toño!”, grita. Él se gira, impaciente. “¿Qué más quieres, madre?” Y entonces ocurre lo inevitable. El enfrentamiento final, la verdad desnuda bajo el sol de la tarde.
💔 En el próximo episodio de La Promesa, la confianza de una madre será traicionada, la verdad será expuesta de forma brutal y un hijo caerá, no por falta de oportunidades, sino por no haber sabido sostenerlas.
¿Qué pasará ahora con Toño? ¿Lo perdonará Manuel? ¿Y Simona? ¿Será capaz de sanar alguna vez?
Una cosa es segura: nada volverá a ser como antes.