MARTA Y FINA – Sueños de Libertad 311 (Digna duda de su boda tras una fuerte discusión con Don Pedro🔥) – YouTube

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El capítulo 311 de Sueños de Libertad está marcado por tensiones emocionales y decisiones que podrían cambiar el rumbo de varios personajes. El episodio comienza en el despacho de Don Pedro, quien espera a Irene pero se sorprende al recibir la visita de Digna. Aunque intenta mantener una actitud amable, el encuentro rápidamente toma un rumbo inesperado. Don Pedro pregunta por la obra de Julia, queriendo saber cómo estuvo el evento, y aunque Digna responde con entusiasmo sobre la actuación de su nieta, también aprovecha para lanzarle una indirecta: siente que a Pedro le interesa más el tema de las acciones que el bienestar de Julia.

La conversación toma un giro más serio cuando Digna le revela que sus hijos ya hicieron una oferta formal a María por las acciones de Julia, pero esta fue rechazada. Aunque estuvieron cerca de igualar la propuesta de Pedro, no fue suficiente. Pedro, desconcertado, no entiende por qué hay tanta resistencia si pronto él y Digna serán familia. Digna le expresa directamente su incomodidad con la obsesión de Pedro por las acciones de su nieta, y él intenta justificarse diciendo que tiene más experiencia en negocios, aunque evita menospreciar directamente a los hijos de Digna. Sin embargo, ella le lanza otra revelación: Damián había ofrecido dinero para ayudar a sus hijos a competir con su oferta. Pedro se sorprende aún más, pero antes de poder reaccionar, Irene interrumpe brevemente la conversación para hablar de las invitaciones de la boda.

Digna se despide con cordialidad, aunque claramente afectada por la discusión. Pedro, sin perder tiempo, pide a Irene que prepare todos los documentos para la compraventa, decidido a cerrar el trato con María ese mismo día. Cuando María llega, Pedro intenta ganársela con halagos, destacando su actitud como empresaria, incluso diciendo que ahora entiende por qué Jesús la eligió para cuidar el legado de Julia. María, sin embargo, lo corta con firmeza: quiere saber por qué tantos elogios y va directo al grano. Pedro intenta indagar qué le ofreció Brosart, el grupo francés que también estaba interesado, pero María le informa que ya no están en la jugada.

Justo cuando Pedro piensa que el camino está despejado, María lanza una bomba: no venderá las acciones de Julia, ni a él ni a nadie. Considera que Jesús habría querido que su hija siguiera ligada a la empresa. Aunque lo lamenta, María está segura de su decisión. Pedro, claramente molesto, la acusa de dejarse influenciar por su marido, pero María lo enfrenta con seguridad, diciendo que no necesita que nadie piense por ella. Reafirma que esas acciones le dan poder, tanto en la empresa como en su hogar, y que no piensa cederlo tan fácilmente. La tensión entre ambos es evidente y el intento de Pedro de cerrar el trato termina en una gran decepción para él.

Paralelamente, Irene y Digna se reúnen para revisar las propuestas de las invitaciones de boda, pero el ambiente está cargado. Irene nota que Digna está distante y preocupada. Digna admite que se fue del despacho de Pedro sin sentirse segura de nada. La raíz de su inquietud es clara: discutió fuertemente con Pedro por las acciones de su nieta. Aunque han planeado casarse, Digna no logra que Pedro entienda su postura: ella quiere que esas acciones queden bajo la custodia de sus hijos, no de Pedro. Para ella, eso es respetar el legado de su difunto esposo, cofundador de la fábrica.

Lo que más le duele a Digna es sentir que Pedro no la escucha, que prioriza los negocios por encima de su relación. Irene intenta tranquilizarla, pero Digna está profundamente afectada. Se pregunta si realmente debe casarse con alguien que parece no comprender sus valores ni su lucha por proteger a su familia. La conversación da un giro aún más íntimo cuando Digna confiesa que tiene otra duda que la atormenta: necesita saber si Inés, la esposa fallecida de Pedro, sabía que él sentía algo por ella. Irene le asegura que no, que Inés nunca supo nada, y que Damián solo está manipulando la situación para lastimarla. Digna se tranquiliza al oírlo de boca de Irene, pues aunque Pedro ya se lo había dicho, necesitaba confirmarlo por otra fuente.

El episodio cierra con Irene reconfortando a Digna, asegurándole que Pedro la quiere sinceramente, aunque ambos estén atravesando un momento complicado. Sin embargo, las palabras finales de Digna dejan en el aire una gran incertidumbre: ¿está dispuesta a seguir adelante con la boda, a pesar de sentir que su prometido no la escucha ni valora como debería?

Este capítulo expone las grietas emocionales entre Don Pedro y Digna, revelando no solo las tensiones por el poder y el control de la empresa familiar, sino también dudas existenciales sobre el futuro de su relación. Con María firme en su decisión, Damián al acecho, e Irene en medio intentando mantener la armonía, el drama se intensifica, y el futuro de varias relaciones pende de un hilo.