El nuevo episodio de La Promesa viene cargado de emociones intensas, secretos reveladores y alianzas inesperadas. Curro sigue decidido a descubrir la verdad sobre su madre, Doña Cruz, cuya frágil salud mental preocupa a todos en el palacio. En compañía de Lope, sigue las pistas que los conducen a una joyería en la ciudad, relacionada con el pasado oculto de la marquesa. Allí, descubren que Cruz compró recientemente un misterioso broche para un viaje, lo que indica que su desaparición no fue impulsiva, sino planeada. Esta revelación reaviva las sospechas de que hay mucho más detrás de su conducta errática y de su vínculo con el misterioso Capitán de la Mata.

Mientras tanto, Curro y Emilia unen fuerzas para proteger a Doña Cruz. Curro le ruega que impida cualquier contacto entre su madre y el capitán, convencido de que su presencia agrava sus crisis mentales. Emilia, que ha notado el mismo patrón, promete mantenerse alerta. Don Alonso, por su parte, también intenta proteger a su esposa, aunque su estado emocional le impide actuar con claridad. La tensión crece con la certeza de que el Capitán aún encuentra formas de acercarse, y Curro se muestra determinado a bloquearlo a toda costa.

En la cocina, el drama también se intensifica. Simona, devastada por la reciente huida de su hijo Toño tras haber reincidido en la delincuencia, se confiesa con Manuel. Entre lágrimas, admite que fue ella quien lo empujó a irse, incapaz de soportar su presencia después de su traición. Manuel, herido por la deslealtad de Toño pero conmovido por el dolor de Simona, intenta consolarla. Comprende que actuó como una madre desesperada, aunque el peso de la decepción no desaparece.

En una sorprendente vuelta de tuerca, Petra —la estricta y fría doncella de Cruz— comienza a comportarse de forma inusualmente amable con Simona. Su gesto de ofrecerle una infusión relajante despierta la desconfianza entre los criados, que sospechan de sus verdaderas intenciones. Candela, Lope y Pía observan el cambio con escepticismo, seguros de que Petra nunca actúa sin un motivo oculto.

Mientras tanto, Martina intenta convencer a Don Alonso de permitir la visita de Eugenia, hermana de Cruz, con la esperanza de que este reencuentro ayude a la marquesa. Pero Alonso se muestra tajante: la historia dolorosa entre las hermanas es demasiado arriesgada para la salud de Cruz. Martina, decepcionada, acepta su decisión, aunque con el corazón encogido por la posibilidad perdida de reconciliación.

En otro frente, las tensiones entre Rómulo y Pía aumentan. Emilia enfrenta al mayordomo, señalando el cambio radical en su actitud hacia Pía, quien antes era su aliada. Rómulo, visiblemente afectado, se niega a explicar sus motivos pero asegura que sus acciones responden a razones de peso. Emilia se marcha inquieta, intuyendo que hay secretos profundos que aún no han salido a la luz.

Por su parte, la investigación de Curro y Lope toma fuerza. Gracias a la astucia de Ángela, logran salir discretamente del palacio usando como excusa un encargo para la cocina. En la joyería, descubren que Cruz era clienta habitual y que adquirió un broche antiguo para un supuesto viaje. Aunque la dependienta no dio muchos detalles, confirmó que la marquesa parecía decidida, como si tuviera un propósito importante. Esto cambia completamente la percepción de su desaparición.

La idea de que Cruz estaba planeando algo —quizás una fuga, o una reunión secreta— lleva a Curro a nuevas conclusiones. ¿Era el broche un simple adorno o tenía un significado oculto? ¿A dónde pensaba ir? ¿Y qué conexión tiene todo esto con el Capitán de la Mata?

El regreso de Curro y Lope al palacio no trae alivio, sino más interrogantes. La vida en La Promesa continúa, pero todos los habitantes se enfrentan a sus propias tormentas emocionales. Las tensiones entre criados y señores se intensifican, y el ambiente, aunque aparentemente en calma, está cargado de sospechas.

Y justo cuando parece que todo se estabiliza, un carruaje desconocido irrumpe en el palacio. Su llegada es observada con asombro y recelo por todos, desde los criados hasta Don Alonso. La figura que desciende del vehículo no se revela, pero su sola presencia provoca un estremecimiento colectivo: rostros de sorpresa, miedo y desconfianza se multiplican.

¿Quién es este visitante misterioso? ¿Qué secretos trae consigo? ¿Será alguien del pasado de Cruz? ¿O tal vez un nuevo enemigo para La Promesa? La identidad permanece oculta, pero su llegada promete desencadenar una nueva ola de conflictos, justo cuando parecía que los peores días quedaban atrás.

El capítulo cierra con esa imagen cargada de tensión: una figura desconocida en la entrada, un silencio expectante en el aire, y el claro presagio de que nada volverá a ser igual.