En los próximos episodios de La Promesa, veremos cómo lo que parecía un gesto generoso se convierte en el detonante de una revelación peligrosa. Manuel, animado por la ayuda financiera de Leocadia, retoma con entusiasmo su sueño de reconstruir su avión. Su ilusión crece junto al apoyo técnico de Toño y Curro, y por un momento, todo parece marchar bien. Sin embargo, una serie de actitudes de Leocadia despiertan sospechas en Manuel, quien comienza a mirar su entorno con mayor desconfianza.
Un comentario casual de Toño sobre la inesperada generosidad de Leocadia siembra la primera gran duda en Manuel, quien empieza a recordar actitudes y gestos extraños de su benefactora. Aunque intenta convencerse de su buena intención, su instinto le dice lo contrario. La tensión crece cuando Toño encuentra una pieza saboteada en el hangar, lo que confirma que alguien ha intentado alterar el avión de forma mortal. Manuel no tarda en atar cabos y todo apunta a Leocadia.
A partir de ese momento, Manuel inicia una investigación silenciosa. Finge seguir con el proyecto mientras espía los movimientos de Leocadia y recopila pruebas. Una noche lluviosa, Toño le entrega una pieza saboteada y le cuenta que vio la sombra de una mujer saliendo del hangar. Manuel ya no tiene dudas: está en peligro, y la amenaza viene disfrazada de aliada.
Con la ayuda de Toño, prepara un plan para desenmascararla públicamente. En lo que debía ser el vuelo inaugural del avión, Manuel detiene todo en el último momento y acusa a Leocadia frente a todos, presentando pruebas físicas del sabotaje y una grabación en la que ella misma admite su intención de acabar con él. El palacio entero queda conmocionado. Leocadia intenta justificarse, pero es tarde: su máscara ha caído.
Alonso exige su expulsión inmediata del palacio. Mientras tanto, Manuel, abrazado por Catalina y Toño, entiende que su sueño solo puede volar alto si aprende a distinguir entre apoyo sincero y manipulación disfrazada. Así, entre motores y traiciones, el joven marqués da un paso más hacia su madurez, sabiendo que a veces el mayor vuelo comienza desde la sospecha.