En el esperado capítulo 612 de La Promesa, que se emitirá el lunes 9 de junio de 2025, los conflictos familiares y las tensiones en el servicio se intensifican dentro del palacio, marcando un punto de inflexión para varios personajes clave.
La jornada arranca con una fuerte discusión entre Curro y Lisandro, derivada de un arrebato del joven. El marqués Alonso, en un intento de mantener la armonía y preservar las apariencias, exige que su hijo se disculpe con Lisandro. Aunque Curro accede a la petición, lo hace a regañadientes y sin verdadera convicción. La disculpa resulta vacía y mecánica, lo que refleja el malestar y la humillación que siente al haber sido forzado por su padre. Curro, dolido, culpa directamente a Alonso por obligarlo a tragarse su orgullo.
Por otro lado, Manuel toma una decisión significativa que revela su empatía y sentido de la responsabilidad. Decide ayudar a Toño, un hombre angustiado por las deudas, saldando su compromiso económico para darle un respiro. Además, le aconseja que intente recomponer su vida familiar y reconquistar a su esposa e hijos. Sin embargo, Toño muestra una postura derrotista, convencido de que su relación está completamente destruida. Su negativa deja entrever un pasado doloroso del que parece no poder salir.
En paralelo, tras los dramáticos eventos que se desarrollaron durante el bautizo —incluyendo el atentado sufrido por Adriano—, este regresa al palacio en busca de tranquilidad. Su estado físico continúa siendo delicado, y aunque intenta mantener la compostura, su fragilidad es evidente. Necesita tiempo para reponerse, tanto física como emocionalmente.
En el núcleo de la casa, se desata una fuerte confrontación entre Leocadia y las jóvenes Catalina y Martina. Leocadia se muestra indignada al descubrir que ambas tomaron la iniciativa de despedir a Petra sin haberla consultado previamente. Considera que han vulnerado su autoridad y las reprende con dureza, viéndose desplazada de una decisión crucial en la gestión del hogar.
Alonso interviene rápidamente y se posiciona junto a Leocadia. Les exige a Catalina y Martina que reconozcan la autoridad de la señora y les advierte que no tolerará más actos de desobediencia o decisiones unilaterales. Catalina, sin embargo, comienza a abrir los ojos ante la verdadera naturaleza de Leocadia. Aunque no lo dice abiertamente, su mirada y actitud dejan entrever que ya no confía en ella como antes. La tensión entre ambas mujeres empieza a tomar un rumbo irreversible.
Mientras todo esto ocurre, en otra parte de la finca, Ricardo hace un descubrimiento intrigante: una pulsera con esmeraldas que levanta sospechas por su misterioso origen. Se la muestra a Rómulo, quien, con su habitual sentido del deber, le encarga investigar de dónde proviene la joya. Rómulo sospecha que el hallazgo puede estar relacionado con algún secreto enterrado dentro de los muros de La Promesa.
Ricardo convoca al personal para preguntar si alguien tiene conocimiento de la pulsera, pero no obtiene respuestas concretas. La falta de información alimenta aún más el misterio, dejando claro que algo se esconde tras esa valiosa joya, posiblemente relacionada con hechos del pasado aún no revelados.
En medio de este ambiente denso, Curro sigue arrastrando el dolor por la muerte de su madre. Su estado emocional es frágil, y la tristeza lo ha dejado prácticamente inactivo, incapaz de cumplir con sus tareas. A pesar de su estado, Rómulo le recuerda que el marqués ha ordenado que regrese de inmediato a sus funciones. El mayordomo, aunque comprensivo, le deja claro que la vida en La Promesa no se detiene por el sufrimiento personal, y que todos deben cumplir con su deber.
El capítulo, cargado de emociones intensas, promete nuevos giros que marcarán el destino de varios personajes. Las lealtades se resquebrajan, las heridas emocionales quedan al descubierto y los secretos, cada vez más cerca de salir a la luz, amenazan con desestabilizar el frágil equilibrio del palacio.