En el nuevo episodio de Sueños de Libertad, se vive un momento profundamente emotivo y revelador entre María y Andrés, marcado por una conversación sincera que podría marcar un punto de inflexión en sus caminos.

María, visiblemente más serena y reflexiva, confiesa que la visita de Don Pedro y Digna le ha hecho pensar. Reconoce que ha sido tratada con amabilidad y cariño no solo por ellos, sino también por Gema y todos a su alrededor. Con humildad, admite que no ha sido justo pagar ese afecto con su ira y malos modos, y que ha llegado el momento de asumir su situación con más madurez.

Andrés, sorprendido y conmovido por su actitud, le pregunta si tiene nuevos planes. María, con una chispa de ilusión, responde que está considerando retomar sus clases de piano, una pasión que abandonó en el pasado solo por llevarle la contraria a su padre. Cree que ahora es el momento ideal para reconectar con esa parte de sí misma.

Ante esto, Andrés le ofrece ayudarla y menciona que conoce a un profesor que podría acompañarla en ese proceso, a lo que María responde con interés, pidiéndole que la ponga en contacto con él. Pero luego da un giro en la conversación: lo mira y le sugiere que también él debería volver a la normalidad y reincorporarse a la fábrica.

Andrés, sin embargo, duda. Siente que quizá aún no está preparado, pero María, firme, le promete que lo ocurrido —un claro indicio de que algo grave sucedió— no volverá a repetirse. Con tono esperanzador, le insiste en que debe retomar su lugar en la empresa y continuar con su vida profesional.

Ante su resistencia a dejarla sola, María lo tranquiliza: le recuerda que está bien acompañada por Teresa, Manuela, Raúl, e incluso por Digna, quien ha prometido visitarla con frecuencia. Además, si llegara a ocurrir algo, él está muy cerca. La colonia, dice, está “a dos pasos”.

María subraya lo importante que es que él regrese: la empresa lo necesita, y nadie debe pensar que no es imprescindible. Andrés le pregunta si realmente está segura de lo que dice, y ella responde con determinación: “Claro que sí”.

Convencido por sus palabras, Andrés finalmente acepta: regresará a la fábrica y se pondrá al día. Ella, agradecida y visiblemente emocionada, le da las gracias por su generosidad.

Este intercambio deja claro que tanto María como Andrés están comenzando a mirar hacia adelante. Mientras ella encuentra fuerzas para reconstruirse, él se dispone a recuperar su lugar en el mundo profesional. Un momento de esperanza que, sin duda, marcará el rumbo de sus vidas en los próximos capítulos.