El episodio de esta semana de Sueños de libertad es una bomba de relojería: se firma un contrato que podría sellar el destino de Perfumerías De la Reina y provocar la caída definitiva de Damián. Pero lo que parece una simple alianza, pronto se revela como una partida de ajedrez donde cada pieza es una amenaza, y nadie —ni siquiera los más poderosos— tiene su trono asegurado.
Todo comienza en la casa de los De la Reina, donde Gabriel se encuentra con María. Aparentemente en tono amable, se interesa por su estado de salud tras su caída. Ella, con su habitual humor negro, le responde que al menos no sentir las piernas le ahorra sentir el dolor. Pero detrás de esta conversación liviana, se esconde algo mucho más importante: el avance definitivo en su plan para derrocar a Damián.
Gabriel presume de su reciente acercamiento a Begoña, a quien ha seducido con su discurso altruista y su supuesta preocupación por la injusticia social. Le contó la historia manipulada de un hombre preso por robar medicamentos para su hija, y eso bastó para ganarse la simpatía de “Santa Begoña”, como la llama María con sarcasmo. Aunque María admira la eficacia de Gabriel, deja claro que desconfía de la imagen que él proyecta: “Espero que no estés jugando ese doble juego conmigo también”.
Y es aquí donde estalla la bomba: Gabriel le entrega a María un contrato firmado por Brosart, que promete blindaje total para ella, su esposo y su hija si la empresa termina en manos del grupo. Es el documento que tanto tiempo esperaban… o temían. María, sin inmutarse, exige consultar con su abogado antes de firmar. Su desconfianza es palpable. El juego ya no es de aliados: es de supervivientes.
Mientras tanto, Cristina enfrenta la peor crisis de su carrera: el lote de la nueva fragancia para el aniversario de Perfumerías De la Reina ha salido defectuoso. En el laboratorio, Luis y Andrés analizan la situación. Todo parecía ir bien hasta que Tasio, entusiasmado, presenta el primer frasco. Al probarlo, el desconcierto se apodera de todos. El aroma no tiene nada que ver con lo que crearon. Luis palidece. Andrés confirma el desastre. Todo apunta a un error en la fórmula… o a una manipulación premeditada.
La tensión aumenta cuando descubren que Cristina fue quien transcribió la fórmula esa misma mañana. Luis encuentra un error sutil pero catastrófico: una coma mal colocada altera por completo las proporciones del lirio en la mezcla, convirtiendo una creación elegante en un perfume que marea. Luis ordena detener la producción de inmediato, pero el daño está hecho. Y la pregunta comienza a flotar en el aire: ¿fue un accidente o una traición?
En paralelo, Luis recuerda con nitidez el momento en que Cristina se ofreció a copiar la fórmula. Su rostro, su actitud, la insistencia… todo le parece ahora sospechoso. ¿Y si fue deliberado? ¿Y si alguien quiere que Cristina caiga en desgracia para abrirle paso a otro en la empresa?
Por su parte, María mantiene su posición firme: no firmará nada sin asesoría legal. Gabriel, visiblemente molesto, le recuerda que necesita confidencialidad. María, fría como el mármol, le responde que si quieren su firma, tendrán que hacer las cosas bien. Aquí no hay lugar para juegos ambiguos.
Las tramas se entrelazan. Mientras María y Gabriel sellan su pacto con tinta envenenada, Cristina podría estar pagando las consecuencias de un error que ni siquiera cometió… o del que tal vez fue víctima. ¿Está siendo usada como chivo expiatorio? ¿O ha sido ella quien movió piezas a escondidas para protegerse o destruir a alguien más?
Luis no puede dejar de pensar en la magnitud del daño: se cumplen 25 años del mítico perfume Insignia, y esta nueva fragancia debía ser el homenaje perfecto. Ahora, todo pende de un hilo. Andrés intenta tranquilizarlo, convencido de que su padre no los traicionará, pero Luis ya no confía en nadie.
Mientras tanto, en la sombra, Begoña sigue creyendo que Gabriel es un alma generosa. ¿Descubrirá a tiempo la farsa o será otra víctima más de la ambición? María, por su parte, comienza a notar que incluso Gabriel —su supuesto aliado— está más comprometido con sus intereses que con cualquier causa compartida. ¿Será ella la siguiente en ser traicionada?
El capítulo cierra con silencios inquietantes y miradas cargadas de sospecha. Un contrato que podría salvar o destruir. Una fórmula mal escrita que podría arruinar una carrera. Una empresa que se tambalea mientras los enemigos se saludan con sonrisas falsas.
La caída de Damián ya no es solo una posibilidad, es una amenaza inminente. Pero en Sueños de libertad, nada ni nadie cae sin arrastrar a otros consigo.
¿Crees que Cristina fue víctima de un sabotaje o cometió el error por descuido? ¿María y Gabriel están en el mismo bando o juegan a destruirse mutuamente? ¿Podrá Luis detener el desastre a tiempo?
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📺 No te pierdas el próximo episodio de Sueños de Libertad… porque el contrato ya está firmado y el final puede ser más cruel de lo que imaginas.