La situación en La Promesa se torna cada vez más tensa y desesperada, sobre todo por la salud de Rafaela, la pequeña hija de Catalina, que se encuentra gravemente enferma. Sin embargo, la ausencia de un coche en la casa, ese medio tan necesario para desplazarse rápido y conseguir los remedios urgentes que requiere la niña, se convierte en un problema mayúsculo. Esta carencia complica sobremanera el acceso a medicinas que podrían marcar la diferencia en la delicada condición de Rafaela, cuya vida pende de un hilo. En este contexto, Leocadia, siempre atenta a mantener su influencia y poder dentro del palacio, aprovecha la coyuntura para fortalecer su posición. Para ello, sorprende a todos regalando un coche a Alonso, un gesto calculado que no solo alivia la preocupación inmediata de la familia sino que también reafirma su autoridad. Este acto, cargado de simbolismo, provoca que tanto la familia como el personal vuelvan a mostrar respeto y lealtad hacia Leocadia, acatando sus decisiones con mayor sumisión, conscientes de que ella sigue siendo una figura clave en el funcionamiento del palacio.

Sin embargo, a pesar de este triunfo aparente, ni todo el dinero ni la influencia de Leocadia logran romper el veto social que pesa sobre Ángela. El marqués de Andújar, a través de maniobras sutiles y estratégicas, mantiene a Ángela excluida de los eventos sociales más importantes, aislándola y marcando una clara frontera en el círculo social de la nobleza. Esta situación preocupa profundamente a Ángela, que siente cómo el mundo se le cierra, por lo que decide acudir a Lorenzo en busca de ayuda, intentando encontrar una solución antes de que la situación empeore y se vuelva irreparable. La lucha por la aceptación social se vuelve un nuevo frente de batalla para Ángela, quien no está dispuesta a ceder sin dar pelea.

Mientras tanto, Rafaela sigue sufriendo episodios de fiebre alta que ponen a todos en alerta. Los remedios caseros que Simone y Candela aplican con dedicación parecen no ser suficientes para controlar la enfermedad de la niña. La familia Luján, angustiada y preocupada, decide que es imperativo contar con la presencia de un médico, conscientes de que el tiempo no juega a su favor y que la salud de Rafaela podría deteriorarse rápidamente si no reciben ayuda profesional. La tensión en el palacio aumenta y cada minuto cuenta.

En el servicio del palacio, la llegada de Cristóbal Ballesteros como nuevo mayordomo ha dejado un sabor amargo y un ambiente enrarecido. La degradación y expulsión de Ricardo, antes parte importante del servicio, ha provocado malestar y descontento entre los empleados. Petra, una de las criadas, cansada de las injusticias y del trato autoritario de Cristóbal, toma una posición inesperada y se alía con María Fernández para desafiar abiertamente las órdenes que les imponen. Juntas planean utilizar el teléfono de los marqueses para intentar localizar al padre Samuel, consciente de que su ayuda podría ser clave en estos momentos difíciles. Esta pequeña rebelión en el servicio refleja la tensión creciente y el desgaste provocado por las imposiciones del nuevo mayordomo.

Por su parte, Cristóbal, siempre firme y autoritario, no pierde tiempo y encarga a Ricardo y Santos la reforma de su despacho, dejándolos a ambos sorprendidos por la carga de trabajo y la responsabilidad impuesta. Este nuevo orden dentro del servicio no pasa desapercibido y genera incertidumbre y temor entre los criados.

En otro rincón del palacio, Toño se anima a preguntar a Enora, delante de Manuel, si tiene pareja, intentando romper con la timidez de la joven. Sin embargo, Enora parece estar completamente dedicada a su trabajo, sin espacio para distracciones ni romances. Esta escena contrasta con la preocupación que sienten Vera y Pía, quienes, angustiadas por la prolongada ausencia del OPE (Oficial de Protección y Espionaje) en la casa de los duques de Carril, intercambian conjeturas sobre los posibles riesgos que corre el cocinero, temiendo por su seguridad. La incertidumbre y el miedo se ciernen sobre ellos, sumando más incertidumbre al ambiente ya cargado.

Curro, por otro lado, tras haber vivido un momento íntimo con Ángela, siente la tentación de confesarle la verdadera razón detrás de la misteriosa desaparición del cocinero. Esta revelación, que podría cambiarlo todo, se convierte en una espada de doble filo, pues traerá consigo consecuencias imprevistas para ambos y para la intriga general del palacio.

Finalmente, López regresa al palacio con un semblante agotado y lleno de desilusión. Sus esfuerzos para encontrar respuestas han resultado infructuosos, aunque logra aportar algo de información. La presencia del Capitán de la Mata en el Palacio de los Duques de Carril sigue siendo un misterio, una incógnita que nadie logra resolver, pero que sin duda tiene implicaciones importantes para la trama. La tensión no hace más que aumentar, y todos los personajes parecen estar atrapados en una red de secretos y sospechas que amenaza con explotar en cualquier momento.

Este es solo un adelanto de lo que veremos mañana en La Promesa, un capítulo lleno de emociones, intriga y decisiones que pueden cambiar el rumbo de todos. No olvides suscribirte para no perder detalle y, como siempre, esperamos tus comentarios para saber qué opinas y qué crees que pasará.