“La verdad, como un fantasma paciente, había esperado demasiado tiempo en los rincones oscuros de la memoria y la conciencia. Y ese día decidió por fin caminar a la luz, sin importarle a quién cegara o destruyera en su paso.”
El amanecer del lunes 28 de julio despuntaba con indiferencia sobre los vastos campos de Los Pedroches, ajeno a las tormentas que comenzaban a agitarse tras los muros de La Promesa. Dentro de la gran casa, el silencio de la mañana apenas ocultaba las tensiones que hervían bajo la superficie.
Curro ya no podía cargar con el peso de lo que sabía. Su revelación a Pía fue clara y demoledora: Jana fue envenenada. La verdad largamente enterrada comenzaba a salir a la luz, y con ella, el temor de que el culpable no fuese un extraño… sino alguien demasiado cercano. Ahora se prepara para decírselo a Ángela. ¿Está ella lista para lo que va a descubrir?
Mientras tanto, la familia noble y el servicio caminan sobre cristales rotos. Catalina, indignada, acusa al varón de Valladares de poner en peligro a su hija. Él, por su parte, regresa no como un abuelo afectuoso, sino como un comandante al frente de una ofensiva social. Trae consigo una lista: 27 nombres de nobles influyentes dispuestos a bloquear cualquier intento de justicia para los jornaleros.
En las cocinas, Cristóbal Ballesteros impone su autoridad con una mano de hierro. López, el corazón de la cocina, es degradado a lacayo. La indignación hierve: Simona y Candela alzan la voz, pero Cristóbal no retrocede. Petra, siempre al acecho, disfruta de cada humillación. El ambiente se enrarece, el servicio se quiebra y una revuelta silenciosa se cuece en los fogones.
Cristóbal, atrapado entre la necesidad de orden y la humanidad que aún le queda, sabe que está encendiendo fuegos que no podrá apagar. Despide a Curro, alimentando aún más la rabia de los trabajadores. Ricardo, por su parte, intenta proteger a Pía de los chantajes de Santos, enfrentándolo sin miedo. Un secreto oscuro está por salir a la luz, uno que podría arrastrarlos a todos.
Y justo cuando todo parece derrumbarse, Enora y Manuel comparten un instante que descoloca todo. ¿Es solo gratitud… o el inicio de algo prohibido?