La tensión flota en el ambiente cuando Damián encara a Marta con una mirada inquisitiva y una pregunta cargada de sospechas. La conversación comienza con un interrogatorio velado, donde Damián cuestiona abiertamente el acercamiento de su hija a Irene. Su tono no es solo de preocupación, sino también de desconfianza. ¿Por qué esa cercanía?, le pregunta. ¿Qué clase de relación existe entre ellas para que Irene haya sido invitada a una cena familiar?
Marta, serena pero firme, responde que conoce a Irene desde hace muchos años, aunque más bien por ser la hermana de Pedro. Recuerda cómo Irene se portó excepcionalmente bien durante la visita del doctor Herrera, un gesto que Marta no ha olvidado. Aquello fue lo que abrió la puerta a una relación más estrecha entre ambas. Ahora Marta se siente cómoda en su presencia, incluso reconoce que le agrada su compañía.
Sin embargo, Damián no se detiene ahí. Con recelo, le lanza la pregunta más directa de todas: “¿Y tú te fías de ella?” Damián expresa su temor de que la cercanía de Irene no sea tan inocente como parece, insinuando que podría haber detrás intereses ocultos o incluso la intención de hacer daño a la familia. Pero Marta, lejos de titubear, se muestra contundente en su defensa: “Irene no es como su hermano. Es honesta.” Con estas palabras, deja claro que su confianza en Irene es real y profunda, y que no comparte las sospechas que abrigan su padre.
Aun así, Damián admite que le cuesta confiar. Marta, con sensibilidad y determinación, le pide que haga un esfuerzo por mirarla con otros ojos. Le describe a Irene como una mujer íntegra, con sentido de la justicia, y que en el último tiempo ha mostrado una faceta más humana y cercana. Es más, le confiesa que ahora la considera aún más admirable que antes.
Entonces, Damián observa algo distinto en el rostro de su hija. Percibe una mirada diferente, un brillo nuevo. Le pregunta, con cierta cautela: “¿Y esa mirada tuya?” Marta se queda unos segundos en silencio, pero luego da un paso valiente: le confiesa que acaba de darse cuenta de que siente por Irene algo más que simple aprecio o amistad. Es una revelación inesperada, pero sincera. Al lado de Irene, afirma Marta, consigue olvidarse de todos los problemas que la rodean, se siente en paz.
La confesión descoloca a Damián, quien no esperaba una declaración tan íntima. Sin embargo, lejos de rechazarla, suaviza su actitud y muestra comprensión. Le dice a su hija que se siente afortunado por verla ilusionada y le transmite su alegría por ese renacer emocional. Marta, en busca de aprobación, le pregunta si le parece bien que siga adelante con esa relación. Damián no lo duda y responde con un rotundo “por supuesto que no me parece mal”, añadiendo una reflexión profunda sobre la libertad individual: “Nuestras vidas nos pertenecen, y solo nosotros podemos decidir cómo queremos vivirlas.”
Marta se siente reconfortada. Le agradece sus palabras y le recuerda que ese es justamente el mensaje que ella siempre intenta hacerle entender. El momento entre padre e hija es de una intimidad inesperada, un punto de inflexión que refleja un crecimiento mutuo en su relación. Después de años de silencios, choques y diferencias, parece que ambos han encontrado un punto de entendimiento.
La escena concluye con Damián retirándose a descansar, mientras Marta decide quedarse leyendo. No obstante, la calma dura poco. En un giro que reintroduce la tensión, Damián se cruza con Pelayo, quien asegura haber oído ruidos en la habitación de María. El encuentro deja entrever que, aunque el tema de Irene ha encontrado una momentánea resolución, otros conflictos acechan en el horizonte.
Este episodio marca un antes y un después para Marta. No solo admite, por primera vez, que sus sentimientos por Irene son más profundos de lo que imaginaba, sino que también recibe el apoyo, aunque inicial y con reservas, de su padre. Es un paso valiente hacia su propia autenticidad, en medio de un entorno familiar cargado de secretos, tensiones y juicios. Marta, al fin, empieza a trazar su propio camino, guiada por lo que siente y no por lo que se espera de ella.