En este episodio de Amor a cualquier precio, Seheram enfrenta una serie de momentos muy duros y reveladores. El capítulo abre con ella en el consultorio de una doctora, quien le dice que con el tratamiento adecuado las cicatrices en su espalda serán mínimas. Seheram agradece y aprovecha para mostrarle unos análisis médicos. Al revisarlos, la doctora le sugiere que lo vea directamente con el director médico del hospital, pero Seheram le pide que no deje registros de esa consulta. La doctora accede.
Seheram espera su turno para ver al director médico, el doctor Adil, mientras habla por teléfono con Ferit. Él le pregunta cómo le fue y Seheram, con voz animada, le cuenta lo de sus cicatrices. Ferit se ofrece a recogerla, pero ella le dice que aún tiene estudios pendientes y que irá a su casa más tarde. Ambos se despiden amorosamente.
Mientras tanto, en la recepción, una secretaria intenta agendar una consulta urgente para Seheram con el doctor Adil. Cuando se le pregunta si es grave, ella responde que no está segura. Casi al mismo tiempo, Tarik —sí, el mismo que en el pasado le disparó a Ferit— también pide una cita con ese mismo médico. La recepcionista le explica que Adil es el jefe del hospital y tiene una especialidad diferente, lo que deja a Tarik pensativo.
Ya en consulta, el doctor Adil revisa los resultados de Seheram y le confirma un diagnóstico difícil: su situación médica es real y grave. Ella, impactada, rompe en llanto cuando el médico le pregunta si su familia ya lo sabe. También le recomienda hablar con una psiquiatra especializada.
Seheram abandona la oficina emocionalmente destrozada. Los guardias de seguridad le siguen por orden superior, pero ella les pide que esperen fuera mientras va al baño. Una vez sola, se derrumba… hasta que una mano la sostiene. Es Tarik.
Ella se sobresalta, lo empuja y le exige saber qué hace allí. Tarik le dice que solo quiere ayudarla. Ella reacciona con furia, le grita que no es asunto suyo y amenaza con llamar a la policía. Tarik le muestra que él también está enfermo y que se atiende en el mismo hospital. Afirma que no la sigue y le menciona que la vio perderse en una entrevista reciente, lo cual lamenta sinceramente. Luego se va. Seheram queda destrozada en el suelo, llorando al confirmar que su tiempo podría estar llegando a su fin.
Por otro lado, Ferit llega a la mansión de los Korhan. Habla con Suna en el jardín y le dice que las cosas se han complicado. El padre de Akim, que creían muerto, está vivo y parece estar tramando algo. Le menciona que alguien —Afet— dijo que Suna y Seheram están en peligro, pero que solo hablará si Suna está presente. Aunque temerosa, ella acepta ir con él.
Mientras tanto, Kaya ve a Suna abrazar a Ferit y entra furioso a la mansión. Hatuk, al notar su actitud, le pregunta qué pasa. Él le cuenta lo que vio y que está cansado de que Suna siempre defienda su cercanía con Ferit. Hatuk se molesta y decide intervenir.
Enfrenta a Suna y la lleva a su habitación. Allí, la acusa de dejar solo a su esposo para estar con Ferit y le da una bofetada. Suna le explica que estaban hablando sobre Seheram y, para desviar la atención, inventa que consulta a una adivina cuyas predicciones coinciden con lo que pasa en sus vidas. Hatuk, intrigada, le dice que la contacte para ver qué le dice a ella.
En otra escena, Gülgün llega a la mansión y Ferit le pregunta de dónde viene. Ella evita responder, lo abraza y dice que lo ama, pero él insiste. Finge llorar y dice que fue a ver a su hermano. Justo en ese momento llega Seheram y Gülgün, nerviosa, entra a la casa para evitarla.
Seheram y Ferit suben a su habitación. Ella finge estar alegre y le dice que recibió buenas noticias. Ferit le responde con entusiasmo y le propone que cumplan un sueño juntos. Ella le pide que le diga algo que siempre quiso hacer con ella. Él sugiere hacerse un tatuaje, pero duda y dice que podrían arrepentirse.