En este emotivo capítulo, Fina Valero se enfrenta a una de las decisiones más difíciles de su vida: asistir o no a la boda de Marta con Pelayo. Ambas habían acordado que Marta se casara con él para proteger su relación secreta y evitar represalias sociales y legales. Sin embargo, el amor de Fina por Marta es tan profundo que decide hacer un gesto que refleje sus sentimientos sin poner en peligro su seguridad.
Antes de la ceremonia, Fina visita la casa de los De la Reina y, con una mezcla de valentía y tristeza, entrega a Marta un ramo de flores compuesto por aquellas que han sido testigos de su historia de amor oculta. Este ramo simboliza su amor eterno y su deseo de felicidad para Marta, incluso si eso significa verla casada con otro.
Marta, conmovida por el gesto, lleva el ramo al altar, aferrándose a él como un recordatorio del amor verdadero que comparte con Fina. Aunque la ceremonia se lleva a cabo según lo planeado, el gesto de Fina no pasa desapercibido, dejando claro que su amor por Marta es inquebrantable y que, a pesar de las circunstancias, siempre estará a su lado en espíritu.
Este capítulo destaca la complejidad de las relaciones humanas, el sacrificio personal y la fuerza del amor verdadero, incluso cuando las circunstancias parecen insuperables.