La semana arranca en La Promesa con emociones intensas y decisiones que marcarán un antes y un después en la vida de sus personajes. En el capítulo 612, el regreso de Pía como ama de llaves genera un ambiente de celebración entre el personal, aunque el padre Samuel advierte sobre la falta de humanidad en el despido de Petra. María defiende la medida con firmeza, pero Samuel deja caer que las apariencias engañan, y que el juicio precipitado puede ser igual de grave que una mentira.
Mientras tanto, Adriano vuelve al palacio tras su recuperación, recibiendo una calurosa bienvenida por parte de todos, incluyendo al duque Lisandro, quien no tarda en eclipsar el momento con un brindis forzado. Cuando Adriano rechaza el brindis, afirmando que no tiene nada que celebrar con el duque, el ambiente se congela. Lisandro, herido en su orgullo, deja caer una amenaza velada.
En los aposentos de la planta noble, Leocadia estalla de furia al enterarse del despido de Petra y se enfrenta directamente a Catalina y Martina. Acusa a Catalina de actuar con arrogancia y desobedecer su autoridad como nueva señora de la casa. Aunque las jóvenes intentan justificarse, Leocadia exige respeto y acude a Alonso, que las reprende duramente, ordenándoles someterse a la voluntad de su esposa. Catalina, rota por la traición de su padre, promete no rendirse.
En paralelo, Manuel intenta cerrar cuentas con Toño, su socio en el negocio de mermeladas, y le aconseja retomar su vida familiar. Toño, evasivo, rechaza la sugerencia, dejando a Manuel con una profunda sensación de fracaso. Entretanto, una misteriosa joya –una pulsera con esmeralda– encontrada por Ricardo desata el pánico en el servicio. Curro y Lope saben que se trata del regalo que preparaban para Jana, pero ahora temen que los vinculen con algo más oscuro.
Curro, roto por la muerte de su madre y de Jana, se hunde emocionalmente, pero el mayordomo Rómulo lo obliga a retomar sus tareas. Mientras cumple su rutina en automático, Ángela, hija de Leocadia, lo consuela con un silencioso abrazo. Este gesto inocente provoca la ira de su madre, quien decide intervenir para cortar cualquier acercamiento.
En el capítulo 613, Pía, Curro y Lope urden un plan para recuperar la pulsera del despacho de Ricardo. Primero intentan la vía diplomática, pero Ricardo, firme, se niega a devolverla. Pía entonces organiza una distracción y logra recuperar la joya. Al abrirla, descubren algo estremecedor: la pulsera contiene un frasco con cianuro, el mismo veneno que mató a Jana. La joya no solo es un recuerdo, sino la prueba clave de un asesinato.
Esa misma noche, el padre Samuel, incapaz de soportar el peso de la mentira sobre Petra, confiesa ante todo el servicio que fue él quien escribió la carta al obispado. Petra no lo traicionó. La revelación provoca una mezcla de vergüenza y arrepentimiento entre quienes la habían condenado.
En el capítulo 614, Rómulo y Emilia deciden oficializar su relación ante Pía y Ricardo. Pese al riesgo de rumores, su sinceridad es bien recibida. Mientras tanto, el duque Lisandro continúa con su extraño cambio de actitud hacia Adriano, regalándole incluso un costoso juego de herramientas. El gesto desconcierta a todos, y Adriano, incómodo, intenta mantener la distancia.
Por otro lado, Toño y Manuel reciben una carta anónima con una amenaza: “Sé lo que hicisteis”. El sobre lleva el sello de alguien con oscuros intereses, sembrando el pánico entre ambos. En los pasillos, Leocadia actúa sin contemplaciones: prohibe a su hija acercarse a Curro y manipula a Alonso para que reprenda a su hijo. Humillado, Curro se ve cada vez más aislado.
En el capítulo 615, la confesión del padre Samuel obliga a María Fernández a exigir que cuente toda la verdad también ante los señores. Él accede, decidido a limpiar el nombre de Petra. Mientras tanto, Manuel, cargando con su culpa, visita la tumba de Jana para hallar consuelo. Allí se encuentra con Curro, y ambos, lejos de enfrentarse, encuentran en el otro un refugio silencioso ante tanto dolor compartido.
La semana cierra con nuevas alianzas, traiciones reveladas, amenazas que se ciernen desde las sombras y una joya que podría ser la clave para desentrañar un crimen que marcó a todos. En La Promesa, cada gesto y cada palabra esconden más de lo que aparentan.