AVANCE DE SUEÑOS DE LIBERTAD, MIÉRCOLES 18 DE JUNIO, ANTENA 3, CAPÍTULO 333, LA PERDICIÓN DE ANDRÉS!!!

El capítulo 333 de Sueños de Libertad nos sumerge en un escenario emocionalmente desgarrador donde las tensiones alcanzan su punto más crítico. En la mansión de los Reina, Andrés y Begoña protagonizan un enfrentamiento que revela el agotamiento emocional, la culpa y las decisiones que podrían llevarlo directo al abismo. Todo comienza cuando Andrés le comenta a Begoña que María finalmente ha bajado un rato a la piscina. Begoña, distante, responde que ya la ha visto en la galería y cambia rápidamente de tema: quiere saber si Andrés ha ido a la colonia. Él, visiblemente agotado, le dice que no, que ha tenido que apagar “otro fuego”.

Ese fuego no es menor: su padre ha tenido una conversación con María que ha derivado en una crisis nerviosa. Le ha propuesto que se interne en un sanatorio durante los primeros meses de su recuperación. A pesar de que Andrés lo cuenta con cierto nerviosismo, Begoña no duda en decir que, aunque tal vez no le agrade lo que va a decir, ella también cree que es lo mejor para María. Los centros no solo ofrecen rehabilitación física, argumenta, sino también contención psicológica y espiritual. Pero Andrés, herido y a la defensiva, estalla: “María no va a ir a ningún centro”. Y ahí se desata la tormenta.

Begoña insiste con calma y firmeza: “Lo que propone tu padre es lo más adecuado. María necesita más que tu amor y tu voluntad”. Pero Andrés se mantiene inamovible. Dice que no hará nada en contra de la voluntad de María, que si ella quiere quedarse en casa, se quedará. Y lo que más lo duele: que ni siquiera Begoña lo apoye. Ella, molesta, responde que no puede fingir. Que sabe, al igual que él, que lo que están haciendo no es lo correcto. Que su obstinación, alimentada por la culpa, está convirtiéndose en su propia condena. “Te vas a ahogar en el pozo sin fondo al que te arrastra María”, sentencia.

Andrés, dolido, la acusa de insensible. Pero Begoña le lanza una verdad punzante: “Siento compasión por María, pero también tengo lógica”. En ese preciso instante, la voz de María irrumpe la conversación, gritando desesperadamente por Andrés desde otra habitación. Begoña, antes de marcharse, se despide con una advertencia lapidaria: “No me vuelvas a contar nada. No voy a ser cómplice de tu perdición”.

Mientras tanto, en la fábrica, Gabriel visita a Damián. Llega para anunciar que esa noche dormirá en Madrid. Ha quedado con un antiguo compañero de universidad para ayudarlo a redactar un contrato y espera regresar al día siguiente. Damián, distendido, le sugiere que disfrute un poco de la noche madrileña. Gabriel sonríe. Pero su simpatía esconde una mirada vigilante. Al salir del despacho, escucha que Tasio e Irene comentan que él será quien asuma provisionalmente las funciones de Andrés en la fábrica. Irene le entrega rutas, horarios y un pedido importante de materias primas para el perfume de Cobeaga. Gabriel observa todo con atención silenciosa, se presenta ante Irene y luego se retira… pero ha memorizado bien las carpetas. ¿Qué planea?

De vuelta en la casa Reina, Begoña intenta hablar con María, que se encuentra en la galería. Le dice que se alegra de verla fuera de su habitación, pero María responde con agresividad: “De que me bajaran, querrás decir”. Ella asegura que su única familia es Andrés… y la niña, que es “una pobre indefensa” en una casa de lobos. Begoña intenta razonar, pero María no escucha. Le lanza toda su ira, asegurando que Andrés es el único que le importa, que los demás le son indiferentes. Begoña le pide que no arrastre a Andrés con ella, que sea compasiva con él. Pero eso solo enciende más la furia de María.Uploaded image

Gritando y con lágrimas en los ojos, María acusa a Begoña de ser la responsable de su estado actual: “Eres la culpable de que esté en esta silla, de que mi vida esté destrozada”. Begoña no se amilana. Le recuerda que fue ella quien tomó sus decisiones, que sabía antes de casarse con Andrés que él no la amaba como ella quería. María niega todo y la acusa de haber destruido su matrimonio. Pero Begoña se mantiene firme: “No me voy a sentir culpable de lo que te pase. Porque no lo soy”. Y cuando María insiste que Andrés quiere estar con ella, Begoña da el golpe definitivo: “Andrés no quiere estar contigo. Se ha quedado por la culpa que le haces sentir”.

Justo en ese momento, Andrés aparece, perturbado por la discusión. María, con un cambio repentino de tono, le suplica: “No me encuentro bien… llévame a mi cuarto, por favor”. Andrés, conmovido, accede. La dependencia emocional es total. La escena deja a Begoña destrozada, sabiendo que ha perdido toda esperanza de salvarlo… por ahora.

Paralelamente, en casa de los Merino, otra trama inquietante se cuece. Gema está molesta con Luz por no haberla acompañado a su chequeo cardiológico. Joaquín, preocupado, le pregunta si sabe por qué no fue, pero Gema tampoco lo entiende: “Ni siquiera me avisó. No se presentó”. A Gema le dolió la ausencia; esperaba el apoyo de su amiga. Joaquín, que intenta quitarle peso al asunto con una broma sobre el nombre de su cardiólogo, rápidamente nota que Gema ha estado indagando por su cuenta.

Le cuenta que habló con Irene para tantear si alguien pudo haberle echado algo en la copa aquella noche en que se desmayó. Irene, sorprendida, no pareció sospechosa. Pero Joaquín, escéptico, no lo tiene tan claro: “¿Qué va a hacer? ¿Delatar a su hermano?” Aun así, reconoce que quizá Gema tiene razón y que fue el alcohol, los nervios o la fatiga. A pesar de todo, confía en Andrés y planea hablar con Luis para seguir indagando.

Con cada diálogo, cada mirada y cada silencio, este episodio nos muestra cómo las emociones pueden convertirse en cadenas, cómo el amor mal entendido puede ser la más cruel de las prisiones, y cómo, a veces, la compasión puede condenar tanto como el odio. Andrés se encuentra al borde del abismo, arrastrado por un sentimiento de culpa que amenaza con devorarlo. Y mientras tanto, la sombra de Gabriel, silenciosa pero letal, acecha con un plan que aún no ha revelado del todo.

¿Será capaz Andrés de ver la verdad antes de hundirse por completo? ¿Qué esconde Gabriel? ¿Y hasta cuándo resistirá Begoña viendo cómo se destruye el hombre que ama? El capítulo 333 promete emociones intensas, traiciones silenciosas y verdades que duelen más que la mentira. Sueños de Libertad no afloja. Al contrario: se prepara para su estallido más desgarrador.

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