Cristina toma una decisión definitiva en su vida sentimental y profesional. Cuando Beltrán le propone que deje su empleo y busque otro en otra empresa si de verdad quiere seguir trabajando, ella le deja claro que ese es el lugar donde desea estar y no piensa renunciar. Aunque él intenta convencerla diciéndole que si tiene que elegir entre su relación y su futuro, no podrá decirle lo que ella quiere oír, Cristina se mantiene firme: su vida está en su trabajo y en sus convicciones.

La conversación se torna cada vez más dolorosa. Beltrán insiste en que ella es su futuro y que, al tomar esa decisión, está echando todo por la borda. Pero Cristina responde con claridad: si él no puede estar a su lado y apoyarla, quizás ella no sea la esposa que él necesita.

Impactado, Beltrán no puede creer que todo esté llegando a su fin. Le recuerda los años que han compartido y los sueños que construyeron juntos, pero Cristina está convencida: está cumpliendo su propio sueño, y si estar con él implica renunciar a eso, entonces no está dispuesta a hacerlo.

Desesperado, Beltrán sugiere que todo esto tiene que ver con Gabriel. Cristina niega rotundamente que él tenga algo que ver. No se trata de otra persona, sino de sí misma. Por primera vez en mucho tiempo, siente que está exactamente donde debe estar, haciendo lo correcto para su vida.

Finalmente, Beltrán le lanza una advertencia: cree que Cristina se va a arrepentir de lo que está haciendo, pero cuando quiera volver atrás, será demasiado tarde. Cristina lo lamenta, pero no cambia su postura.

Así, en un giro crucial, Cristina elige ser fiel a sí misma, incluso si eso significa perder al hombre que amó. Una decisión valiente, que marcará un nuevo rumbo en su historia y en la serie.