En La Promesa, la ambición no tiene límites, y Leocadia de Figueroa está dispuesta a cualquier cosa para quedarse con el poder absoluto. Aunque intenta mostrarse como una simple invitada en el palacio, la verdad es que sus movimientos han sido calculados al milímetro. Su llegada no ha sido casualidad, y mucho menos su aparente indiferencia por quedarse. Todo forma parte de su estrategia para consolidarse como la nueva dueña y señora de La Promesa. Pero, ¿cómo planea lograrlo?
PRIMER PLAN: EL JUEGO DE LA PACIENCIA Y EL CONTROL SOBRE ALONSO
Leocadia ha sido astuta. No ha mostrado de inmediato su interés por quedarse en el palacio, sino todo lo contrario. Ha hecho creer a todos que su intención es marcharse lo antes posible, lo que ha generado en Alonso la sensación de que depende de ella más de lo que le gustaría admitir. Su objetivo es claro: hacer que el propio marqués sea quien le pida—o incluso le suplique—que no se marche.
De esta manera, sin que nadie sospeche de sus verdaderas intenciones, Leocadia se convertirá en la legítima señora de la casa, con poder absoluto sobre el servicio, las decisiones y los bienes del palacio. Y lo peor de todo es que, por ahora, su plan está funcionando a la perfección.
Petra ha intentado oponerse a su dominio, pero ha sido aplastada con facilidad. Cuando trató de imponer su autoridad sobre los menús, Leocadia la fulminó con una simple frase: “No estás entendiendo nada, Petra”. En otras palabras, ahora la que manda es ella, y no le importa repetirlo las veces que haga falta.
SEGUNDO PLAN: APARTAR A CURRO A TODA COSTA
Si hay algo que Leocadia no tolera, es la presencia de Curro en La Promesa. Sabe que su existencia es un peligro para su control, pues mientras él esté cerca de Alonso y Catalina, hay un riesgo de que su influencia no sea absoluta. Es por eso que, aunque el capitán Lorenzo le propuso un pacto para deshacerse de Curro juntos, Leocadia lo rechazó estratégicamente.
¿Por qué? Porque no necesita al capitán para conseguir lo que quiere. Ella misma se encargará de que Curro desaparezca de la casa, pero sin ensuciarse las manos ni depender de nadie. Para ello, ha manipulado a su propia hija Ángela, haciéndole creer que lo mejor es mantenerse alejada de Curro. Ahora, con Ángela convencida de que no debe relacionarse con él, Leocadia siente que tiene el camino despejado para hacer lo que quiera.
EL FUTURO EN LA PROMESA: UNA VILLANA IMPARABLE
Los días de La Promesa sin una marquesa parecen haber terminado, porque Leocadia ha venido a ocupar ese puesto y no piensa soltarlo. Su astucia, sus estrategias y su frialdad la han convertido en la nueva gran amenaza del palacio. Su control sobre Alonso crece cada día, Petra ha sido neutralizada, y Curro está en la cuerda floja.
¿Conseguirá su objetivo sin levantar sospechas? ¿Se dará cuenta Alonso de que ha metido al enemigo en su propia casa? Lo que está claro es que Leocadia no tiene intención de detenerse… y quien se interponga en su camino, lo pagará caro.
