La tensión entre Marta y Carmen alcanza un punto crítico cuando una simple conversación sobre un negocio se convierte en un enfrentamiento cargado de sospechas y resentimiento. Lo que empieza como un intercambio de ideas pronto se convierte en una disputa donde la confianza pende de un hilo.
Sospechas y reproches: Marta no confía en Carmen
Marta, con un tono mordaz, deja claro desde el principio que ya no hay nada que discutir. Para ella, Carmen ha tomado todas las decisiones sin contar con nadie más. Con frialdad, la acusa de haberse adelantado y de haber ido directamente con Don Pedro, el nuevo director de la fábrica, para presentarle su idea de negocio sin consultarla.
Carmen, sorprendida y molesta, niega la acusación de inmediato. Jura que nunca tuvo intención de actuar a sus espaldas y que, de hecho, ni siquiera fue ella quien le presentó la propuesta a Don Pedro. Según su versión, Tasio fue quien mencionó su idea en una conversación casual, sin que ella lo pidiera.
Pero Marta no está convencida. Con el ceño fruncido, le pregunta cómo es posible que Don Pedro se enterara del asunto si no hubo una intervención directa. Su tono es cada vez más duro, insinuando que Carmen pudo haber maniobrado a escondidas.
Carmen, tratando de defenderse, insiste en que todo fue una coincidencia y que jamás intentaría traicionarla. Sin embargo, Marta, todavía llena de dudas, le lanza una advertencia: la ambición solo es buena cuando ayuda a superarse, pero jamás si implica traicionar a quienes te han apoyado.
Una conversación interrumpida y una sombra en la oscuridad
Carmen se muestra visiblemente herida. Le recuerda a Marta que la conoce bien, que sabe que jamás haría algo para perjudicarla. Sin embargo, Marta, aún confundida y afectada por la reciente pérdida de su hermano, no sabe qué pensar ni en quién confiar.
Desesperada, Carmen le asegura que entiende su dolor y que sabe que estos tiempos han sido duros para ella, pero insiste en que no ha hecho nada malo. Cansada de la discusión y sintiéndose incomprendida, decide dar por terminada la conversación, se disculpa y se marcha para continuar con su trabajo en la tienda.
Pero justo en ese instante, cuando Marta se queda sola, un escalofrío recorre su espalda. Algo no está bien. Siente que alguien las ha estado escuchando todo el tiempo.
Lentamente, gira la cabeza hacia la puerta entreabierta. Su corazón late con fuerza cuando ve una silueta oscura desaparecer en el pasillo. Alguien ha estado atento a cada palabra de la discusión.
¿Quién era? ¿Qué pretendía? ¿Y qué hará con la información que acaba de escuchar?
Lo que parecía un simple malentendido podría desencadenar algo mucho más grande. En Sueños de libertad, el peligro acecha en cada esquina, y Marta acaba de darse cuenta de que quizás su verdadera enemiga no es Carmen… sino alguien que se oculta en las sombras.