En el episodio del lunes 19 de mayo de 2025 de La Promesa, la rutina habitual del palacio se ve bruscamente interrumpida con la llegada de una figura tan imponente como temida: Lisandro de Carvajal y Cifuentes, duque de alto rango y hombre de confianza del mismísimo rey Alfonso XIII. Su aparición no solo desestabiliza a los habitantes de La Promesa, sino que impone un clima de vigilancia, secretismo y tensión apenas disimulada.
La familia Luján se moviliza rápidamente para mostrar su mejor cara al visitante. Todo debe estar en orden, cada detalle cuidado, cada gesto medido. Lisandro no es un huésped cualquiera: su linaje aristocrático y su posición privilegiada lo convierten en una presencia que pesa más que cualquier otra. En la planta noble, reina la formalidad; en las cocinas y pasillos del servicio, sin embargo, se respira incomodidad. Los viejos agravios que la familia Carvajal infligió a los sirvientes no han sido olvidados, y su sola mención basta para reavivar el resentimiento.
Leocadia, al verlo, no puede ocultar su conmoción. Lorenzo, en cambio, se crece ante la presencia del duque, destacando —con su habitual vanidad— su cercanía con la realeza, su influencia política y su enorme fortuna. Pero esta visita no es tan inocente como podría parecer. Pronto se hace evidente que Lisandro ha venido con un propósito muy concreto: verificar el cumplimiento de las órdenes dictadas desde palacio.
Alonso y Leocadia, conscientes del riesgo que implica su presencia, ordenan máxima discreción. Nadie debe llamar la atención, mucho menos quienes guardan secretos delicados… como Curro. A pesar de este llamado a la prudencia, no todos están dispuestos a obedecer. Manuel se muestra indignado ante la pasividad con la que su padre acepta la autoridad del duque, mientras Catalina insiste en no ocultar más su matrimonio con Adriano ni a sus hijos, enfrentándose incluso a las súplicas de su esposo, que intenta convencerla de mantener la discreción.
La situación más delicada gira en torno a Curro. Su permanencia en La Promesa está estrictamente prohibida por Lisandro, lo que obliga a mantenerlo completamente al margen. Sin embargo, Curro no se detiene. Junto a Lope, sigue indagando en la joyería de Trinidad, una pista clave en su investigación sobre la muerte de don Pedro. Aunque Curro intenta proteger a Ángela manteniéndola al margen, ella irrumpe en la escena, presentándose como su prometida ante la joyera. El riesgo de ser descubiertos crece a cada paso.
Paralelamente, la tensión entre Manuel y Alonso alcanza un punto crítico. El joven no entiende cómo su padre puede someterse sin rechistar a un hombre que representa lo peor del sistema. Alonso, con frialdad, le recuerda que el destino de todos los que habitan La Promesa depende de las decisiones de Lisandro, y que desafiarlo abiertamente puede poner en peligro la vida de más de uno.
Ante ese riesgo, Leocadia da órdenes claras: ni Curro ni Lisandro deben encontrarse bajo ninguna circunstancia. Martina y Ángela tienen la misión de garantizar que eso no ocurra. Pero el destino, caprichoso como siempre, tiene otros planes. Durante una conversación entre Martina y el duque, en la que las tensiones acumuladas por el pasado salen a la superficie, Curro entra al salón cumpliendo labores como sirviente. La escena se congela por un instante. Lisandro lo mira… y lo reconoce de inmediato.
Este momento marca el punto de inflexión del capítulo. El enfrentamiento que se intentó evitar por todos los medios se vuelve inevitable. Curro, cuya identidad debía permanecer oculta, ha sido identificado por el hombre que más peligro representa para él. El rostro del duque refleja una mezcla de sorpresa y amenaza apenas contenida. La seguridad de Curro, y probablemente la de otros, cuelga ahora de un hilo.
Mientras tanto, Eugenia, harta del desprecio de Lorenzo, decide tomar las riendas de su destino. Aunque su esposo se niega a compartir información o mostrar interés, ella está decidida a cambiar las reglas del juego. Con determinación, acude a Alonso para solicitarle permiso para viajar a Veracruz y reencontrarse con su hermana Cruz, encarcelada desde hace semanas. Su petición representa otro punto de presión en una semana especialmente convulsa.