Después de semanas de incertidumbre, duelo y sospechas, La Promesa estalla con uno de los regresos más impactantes de su historia: ¡Jana está viva! Lo que todos creían imposible —una muerte trágica y definitiva— se convierte en el detonante de una nueva era marcada por venganzas, verdades ocultas y alianzas que cambiarán el destino de cada habitante del palacio.
La atmósfera es tensa. El palacio, que aún llora la pérdida de Jana, comienza a derrumbarse moral y emocionalmente. Su ausencia ha desestabilizado a todos: Manuel vive consumido por la culpa, Catalina ha perdido el control, y el marqués Alonso apenas logra mantener el orden. La prisión de Cruz, por su parte, se ha convertido en un pozo de desesperanza, donde la antigua marquesa lucha contra la humillación y el encierro.
Pero mientras los pasillos de La Promesa se llenan de susurros y traiciones, en una cabaña alejada del palacio, Jana despierta lentamente del letargo que fingió su muerte. Junto a ella está Pía, su fiel amiga y cómplice. “Funcionó”, murmura Jana, al entender que el plan —una mezcla precisa de hierbas y pócimas que ralentizó su corazón— ha salvado su vida y la ha protegido de sus enemigos.
Con cada respiro, Jana recobra fuerzas. Pero no es la misma joven inocente que partió. Esta nueva Jana regresa decidida, con una sola meta: desenmascarar a quienes intentaron asesinarla. “Sé la verdad”, le confiesa a Pía. “Fue Leocadia quien lo ordenó. Y Petra, quien apretó el gatillo.”
Mientras tanto, en los sótanos del palacio, Cruz —presa y humillada— sostiene su postura con la dignidad de una marquesa caída. A pesar del encierro y la humedad que carcome su ánimo, su rabia y sed de justicia no han disminuido. Cuando Petra la visita, fingiendo ser su aliada, Cruz confiesa que todo está fuera de control. Sin saber que está siendo manipulada, la marquesa confía en Petra para que encuentre pruebas contra Leocadia. Pero Petra no es lo que parece…
En un giro inquietante, Petra se encuentra en secreto con Leocadia, quien revela que todo ha salido según su plan. Petra le ha contado a Cruz justo lo que ella quería que supiera. “Perfecto”, dice Leocadia con una sonrisa fría. “Todo está saliendo mejor de lo planeado.” La amenaza es clara: “Si me traicionas, tu destino será tan oscuro como el de Jana”.
A medida que Leocadia gana terreno en el palacio y Alonso cae en sus redes seductoras, Jana se prepara para su regreso triunfal. Ya no es solo una víctima. Es la pieza clave de una verdad largamente silenciada, y su presencia en el palacio será el principio del fin para muchos.
Con un manto oscuro sobre sus hombros y el fuego de la justicia ardiendo en sus ojos, Jana declara con firmeza: “Estoy viva. Y voy a hacer que todos los culpables paguen.”
La promesa se rompe. Y nada volverá a ser como antes.