Don Pedro queda atónito al descubrir que Damián ha comenzado a atar cabos sobre su implicación tanto en la caída de Joaquín como director de la fábrica como en la misteriosa muerte de Jesús. El cerco se estrecha peligrosamente sobre él.

Digna, aunque aún no da crédito a las palabras de Damián, se siente profundamente afectada. Sabe que, si las sospechas se confirman, todo podría volverse en su contra. Por eso, decide plantarle cara a Damián.

Irene vuelve al lugar donde se despidió por última vez de su hija recién nacida. Allí, rememora los últimos acontecimientos vividos con Amador Rojas, Damián y su hermano Pedro… y empieza a sospechar algo que la descoloca: ¿podría ser Cristina su hija?

La familia comienza a preocuparse seriamente por la actitud de Andrés, completamente volcado en el cuidado de María. Luz intenta hacerle ver que esa entrega total puede costarle muy caro y le recuerda que no hay esperanzas de que la joven vuelva a caminar.

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Pese a las advertencias, Damián no se rinde y, junto al doctor Herrera, se embarca en la búsqueda del mejor especialista que pueda tratar a María. Andrés, ilusionado, vuelve a albergar esperanzas.

Con la marcha de Digna, todas las responsabilidades del hogar recaen sobre Gema. La joven se ve desbordada entre el trabajo, las tareas domésticas y la atención a la familia. Joaquín le insiste en que pida ayuda, pero Luz está completamente absorbida entre sus estudios, el dispensario y la atención médica a María.

Damián, entusiasmado con la integración de Gabriel en la familia, anuncia que organizará una cena en su honor. Pide a Manuela que se encargue de todos los preparativos y comparte con ella y con Begoña el relato completo de su historia con su sobrino.

Durante un encuentro con Begoña, Raúl lanza duras acusaciones contra Andrés. Las palabras del chófer siembran dudas en la mente de la joven, que empieza a cuestionarse si Andrés está realmente siendo sincero.

María no quiere recibir visitas, pero Begoña se presenta con Julia para animarla. La niña consigue arrancarle una sonrisa, pero Begoña teme la versión distorsionada que María podría estar transmitiéndole sobre el accidente.

Don Pedro, visiblemente alterado, irrumpe en casa de Damián y, sin disimulos, le lanza una amenaza directa. Su máscara ha caído por completo.

Luis ofrece a Luz una valiosa pista sobre el tema que podría desarrollar en su exposición médica, acercándola un poco más a la meta de obtener su título.

Ángel Rojas se despide de Damián tras haberse descubierto su implicación en la vigilancia a Irene. Antes de marcharse, le entrega información clave sobre la identidad del padre de Cristina.

Damián, al conocer toda la verdad, queda impactado por el sufrimiento que Pedro causó a Irene. Sin embargo, para evitar repetir el error que cometió con Digna, decide guardar silencio. Solo responde una pregunta crucial: ¿Quién es Cristina Ricarte?

Mientras tanto, María exige la constante atención de Andrés. Begoña, cada vez más inquieta, empieza a atar cabos y descubre el verdadero objetivo de María: vengarse