En el episodio más impactante hasta ahora de La Promesa, el misterio alcanza su clímax cuando Jana regresa “de entre los muertos” solo para revelar que fingió su propio envenenamiento, dejando claro que todo fue parte de su plan para exponer a los verdaderos villanos del palacio. En un giro que deja sin aliento, acusa a Pía Adarre, la leal ama de llaves, de ser La Sombra, la mente maestra detrás de años de manipulación, traiciones y hasta la muerte del mismísimo Barón.
Mientras Leocadia intenta asesinar a Eugenia en el laberinto —y es descubierta justo a tiempo por María Fernández—, Jana revela pruebas irrefutables que incriminan a Pía: cartas, testimonios silenciados y hasta el frasco del veneno. La escena culmina con la detención de Pía y Leocadia, y el cerco cierra sobre Lorenzo de la Mata, cuyo papel en esta red criminal parece cada vez más claro.
Curro queda devastado al descubrir que la mujer que lo crió es en realidad una traidora sin escrúpulos. Y mientras la Guardia Civil se lleva a las culpables, un nuevo equilibrio de poder comienza a gestarse en La Promesa, pero una cosa queda clara: Jana ha dejado de ser víctima… para convertirse en verdugo.