En este capítulo, las tensiones entre los personajes aumentan considerablemente. Luz se encuentra preocupada por la amenaza de Damián, quien ha descubierto que ella no es médica. Aunque Damián no la ha amenazado directamente con denunciarla, Luz teme que utilice su conocimiento sobre el caso de Jesús para presionar a los Merino, especialmente ahora que la reina ha perdido poder en la empresa. A pesar de que Begoña intenta calmarla, Luz sigue preocupada por el posible chantaje de Damián. Sin embargo, Begoña le asegura que siempre la apoyará, y le recuerda que Damián también tiene secretos que lo mantienen cauteloso.

Por otro lado, Julia parece estar cada vez más alejada de su madre, Begoña, y más unida a María. Andrés se muestra preocupado por la influencia que María tiene sobre Julia, especialmente cuando la niña le cuenta que María la ha consentido y le ha permitido descuidar sus deberes. Julia también se siente más apoyada por María, quien le compra ropa y le ayuda con sus tareas escolares, algo que no pasa desapercibido para Begoña. La preocupación de Begoña crece al ver que María está manipulando a Julia para distanciarla de ella, y se lo comenta a Andrés. Él, por su parte, intenta calmarla, diciendo que no deben hacer de esto una guerra, pero Begoña se siente cada vez más distante de su hija.

Las tensiones se intensifican cuando, durante la noche, Julia y María tienen un enfrentamiento con Begoña. Julia defiende a María y le pide a su madre que no la grite, dejando en claro que no le gusta cómo la tratan. María, por su parte, le exige a Begoña que se retire, lo que provoca que la madre se retire furiosa y afectada.

Este episodio deja claro que la relación entre Begoña y Julia está en peligro debido a la manipulación de María, quien, a través de mentiras y manipulaciones, consigue alejar a la niña de su madre. Las dinámicas familiares se complican aún más, y la batalla por el afecto y la atención de Julia entre Begoña y María parece estar lejos de resolverse.