El fatídico momento ha llegado. En plena noche, un llamado inesperado altera la tranquilidad de la casa de los De la Reina. Tasio, con el rostro desencajado, irrumpe en la residencia con una noticia devastadora: Jesús ha muerto. La familia, incrédula, se aferra a la esperanza de que todo sea un error. Sin embargo, la realidad es implacable.
Luciana, la empleada de limpieza, ha sido quien descubrió la impactante escena en el despacho. Una pistola, un charco de sangre y el cuerpo sin vida de Jesús son las únicas pistas de lo sucedido. Tasio, visiblemente afectado, informa que la Guardia Civil ya ha tomado el control de la situación.
El padre de Jesús, destrozado, clama por verlo una última vez, pero las autoridades se lo impiden. Insisten en que lo mejor es evitar esa imagen desgarradora y esperar a que el cuerpo sea trasladado. La incertidumbre crece: ¿qué ocurrió realmente en ese despacho? ¿Cómo llegó allí el arma?
La familia no tiene más opción que someterse a la investigación en curso. Mientras la verdad sigue oculta tras el velo del misterio, el dolor y la impotencia marcan el destino de los De la Reina. Jesús se ha ido, y su muerte lo cambia todo.
