El esperado día de la boda de Jana y Manuel ha llegado por fin, pero ni siquiera ellos podrían esperar una última jugada de la Marquesa. A la desesperada, Cruz usa sus malas artes para encerrar al cura bajo llave e impedir que llegue a tiempo de oficiar la ceremonia.
Por otro lado, los criados están muy apenados por no poder estar presentes en un día tan especial para Jana, especialmente Vera. Aunque la muchacha, eso sí, prefiere no correr el riesgo de tener que encontrarse otra vez con sus padres, por lo que, al fin y al cabo, no hay mal que por bien no venga.
Las horas antes de la boda, Manuel está que se sube por las paredes y ocupa el tiempo recordando los buenos momentos vividos con Jana y todo lo que ha sucedido en sus vidas desde que se conocieron. También revolotean en su mente los momentos más duros, difíciles y los miles de obstáculos a los que se han tenido que enfrentar para llegar hasta aquí.
Ante la situación, Curro se ve en la obligación de contarle a los novios que Martina no podrá llegar a tiempo a su enlace, pero aprovecha para confesarles que la prima lo sabe todo sobre ellos.
Entretanto, Ricardo sigue hundido tras leer el mensaje de su mujer y no es capaz de seguir adelante con su vida. Pía busca ayuda en Rómulo para tratar de animar al mayordomo.
Tras la boda, las cosas no se relajan en absoluto, pues Cruz tiene una tensa discusión con Jana y Alonso desahoga sus nervios con Lorenzo y Curro.
Por su parte, Leocadia intenta tranquilizar a su amiga y le asegura que no ha venido para sacar a la luz sus secretos del pasado, aunque suena a amenaza más que a promesa.
En cuanto a Petra, el ama de llaves sufre las acusaciones de María Fernández, quien la culpa de haber encerrado al padre Samuel el día de la boda. Petra niega la mayor y sigue presionando a Ricardo para que hable con Santos.
Mientras todo esto sucede, Lope encuentra por fin la entrada al pasadizo secreto y decide adentrarse en él acompañado de Vera, Teresa y Marcelo. ¿Qué encontrarán allí?