En una escena llena de complicidad y cariño, Fina y Marta protagonizan uno de los momentos más entrañables del episodio mientras exploran la posibilidad de invertir en un proyecto inmobiliario. Siguiendo las instrucciones detalladas de doña Clara, ambas amigas llegan a la zona donde se supone están los terrenos prometidos, aunque aún no han encontrado nada concreto.
Mientras caminan y observan el entorno, Fina, cámara en mano, no puede evitar capturar el momento. De pronto le pide a Marta que se quede quieta: quiere tomarle una foto. Marta, sorprendida, le pregunta si de verdad quiere seguir con eso o si van a buscar los terrenos. Pero Fina tiene claro su plan: quiere tener recuerdos del día en que decidió actuar como los ricos y apostar por una inversión en bienes raíces.
Marta, algo burlona, le sugiere que mejor reserve el carrete para fotografiar su futura casa. Pero Fina, con esa mezcla de dulzura y picardía que la caracteriza, le responde que tiene carrete de sobra y que ese momento también merece ser inmortalizado. Le pide que se apoye en el coche y le toma una foto, halagándola al decir que se ve especialmente guapa. “¿Solo hoy?”, bromea Marta. Fina, sin pensarlo, responde: “Hoy y siempre… eres mi musa.”
El intercambio entre ambas es tierno y divertido. Fina incluso se burla de la situación preguntándose qué le dirá al encargado de revelar las fotos: que su musa es Marta de la Reina. A lo que añade que, en todo caso, ella misma revelará ese carrete cuando vuelvan a Madrid, bromeando con que Marta no es tan famosa allí.
Poco después, descubren que están llegando a la finca de Los Tilos, lugar al que se refería doña Clara. Aunque no han visto los terrenos en sí, deducen que tal vez están más alejados del camino principal y deciden seguir buscando.
Este momento, aparentemente ligero, refleja una conexión emocional profunda entre Fina y Marta, entremezclando afecto, humor y planes compartidos. Además, deja entrever que su vínculo va más allá de una simple amistad, algo que los fans de la serie valoran enormemente. Y mientras ambas se lanzan a la aventura de invertir en un futuro incierto, también refuerzan la certeza de que se tienen la una a la otra.