En esta conmovedora escena, Ester entra en la oficina de Marta con una clara intención: está buscando a Fina, no por razones profesionales, sino personales. Ester sabe que Marta es una figura importante en la vida de Fina, alguien a quien ella respeta profundamente y a quien confía muchas de sus preocupaciones y decisiones. Sin embargo, lo que Ester busca en este encuentro es algo más que una conversación laboral. Su objetivo es ayudar a Fina a encontrar el valor necesario para tomar una de las decisiones más trascendentales de su vida.
La charla entre Ester y Marta no gira en torno al trabajo, sino sobre el futuro de Fina y su bienestar emocional. Ester percibe que Fina está atrapada en una situación en la que se siente obligada a cumplir con las expectativas de los demás, especialmente las de Marta y su familia. Fina fue criada bajo una educación tradicional que valora profundamente la lealtad y la gratitud, pero Ester teme que esos valores se hayan convertido en una carga emocional para Fina, un peso que la está frenando de tomar decisiones que realmente la hagan feliz.
Ester expresa su preocupación de que Fina, aunque no lo haga de manera consciente, se esté reprimiendo por temor a decepcionar a aquellos a quienes quiere, en particular a Marta. A lo largo de su conversación, Marta se defiende, asegurando que nunca ha intentado influir en las decisiones de Fina, que siempre le ha dado libertad para hacer lo que quiera. Sin embargo, Ester le responde que no se trata de una restricción directa, sino de una carga emocional que Fina siente al estar atrapada entre su propio deseo y lo que cree que los demás esperan de ella.
Ester le explica a Marta que lo que Fina necesita ahora es la libertad de actuar según su propia voluntad, sin temor a perder el respeto ni el cariño de Marta. Le hace entender que, aunque no haya una prohibición explícita, la presión emocional puede ser tan fuerte como una regla no dicha. Ester le ofrece a Marta la oportunidad de apoyar a Fina en su proceso de liberación emocional, permitiéndole vivir una vida plena y auténtica, sin el miedo constante al juicio o la desaprobación de los demás.
Marta, al escuchar las palabras de Ester, comienza a reflexionar sobre su propia vida y las expectativas sociales que enfrenta. Reconoce que, como mujer en una ciudad pequeña como Toledo, las presiones sociales son intensas. La gente está siempre observando y juzgando a aquellos que no siguen las normas tradicionales, algo que Marta conoce bien por experiencia propia. Aunque comprende el contexto, también le recuerda a Ester que la libertad no puede ser impuesta desde fuera; tiene que ser elegida por la persona misma.
Al final de la conversación, Ester deja claro que lo que Marta le diga a Fina será crucial para ella. Fina respeta profundamente la opinión de Marta, por lo que el consejo que reciba de su parte será determinante para el futuro de la joven. Ester le pide a Marta que piense cuidadosamente en lo que va a decir, porque se trata de una decisión que afectará a Fina para siempre. Tras este intercambio, Ester se va, dejando a Marta sola y pensativa, con una carga emocional evidente. La reflexión de Marta sobre las palabras de Ester la deja visiblemente conmovida, dándole mucho en qué pensar sobre su relación con Fina y el futuro que la joven debe elegir.