En el episodio del viernes 16 de mayo de La Promesa, los residentes del palacio enfrentan un momento de gran tensión emocional, enmarcado por secretos, enfrentamientos personales y la llegada inesperada de una figura que amenaza con sacudir los cimientos de la casa.
Curro, visiblemente afectado por el estado emocional de su madre, se muestra cada vez más inquieto. Aunque no tiene pruebas, está convencido de que el capitán de la Mata está detrás del deterioro psicológico de ella. Movido por esa intuición, le suplica a Emilia que no se separe de su lado y evite cualquier contacto con el capitán. Esta súplica nace del miedo profundo a perderla nuevamente, un temor que lo impulsa a convertirse en su protector más ferviente.
Por su parte, Simona atraviesa un conflicto desgarrador. Humillada por el comportamiento de su hijo Toño y desesperada por la situación, decide enfrentar a Manuel. Entre lágrimas y remordimientos, le confiesa que fue ella quien lo obligó a irse, incapaz de seguir tolerando sus actividades ilegales. Aunque su intención fue protegerlo —y proteger a los demás— ahora no puede evitar cuestionar si hizo lo correcto. Manuel, dolido por la desaparición de Toño y por la revelación, lucha por no dejarse llevar por el rencor. Entiende que Simona actuó desde el amor, pero la herida permanece abierta.
Mientras tanto, un cambio inesperado en Petra llama la atención de todos. Conocida por su actitud fría y calculadora, comienza a mostrarse amable y comprensiva con Simona. Este giro en su comportamiento genera inquietud entre los demás criados, que no terminan de creer en su nueva actitud. ¿Es auténtica esa empatía o se esconde algo más tras sus sonrisas y gestos amables?
En otro rincón del palacio, Martina reúne el valor para hablar con Alonso. Le transmite un pedido delicado: Eugenia desea reencontrarse con su hermana Cruz. Aunque la petición nace de un deseo de reconciliación, el marqués responde con una negativa rotunda. A su juicio, las heridas del pasado aún están abiertas, y permitir ese encuentro sería poner en riesgo la estabilidad emocional de la familia.
En paralelo, Emilia presencia un nuevo enfrentamiento entre Pía y Rómulo. La situación escala hasta el punto en que decide intervenir. Con palabras duras pero sinceras, le echa en cara al mayordomo que ya no es el hombre justo y respetado que todos admiraban. El deterioro de su carácter, ahora más autoritario y errático, no pasa desapercibido, y genera descontento en quienes alguna vez lo tuvieron como referente.
Mientras estas tensiones internas sacuden a los personajes, Curro y López avanzan con su investigación. Tras seguir las pistas encontradas en el casino, llegan a una joyería que, según los rumores, guarda secretos vinculados a su búsqueda. Con ayuda de Ángela, que convence a Petra para dejarlos salir sin levantar sospechas, logran entrevistarse con una empleada del lugar. Gracias a su discreción y perseverancia, descubren un dato clave: Cruz era una clienta habitual. Este hallazgo da un nuevo giro a sus averiguaciones y reabre líneas de indagación que parecían cerradas.
A medida que el ambiente parece calmarse tras tantos días convulsos, una nueva sorpresa estremece a La Promesa: una visita inesperada cruza el umbral del palacio. Su llegada interrumpe la aparente tranquilidad e instala una atmósfera de incertidumbre y especulación. Nadie conoce con certeza su identidad ni sus intenciones, pero su presencia deja claro que nada volverá a ser igual.
Esta aparición despierta nuevas tensiones entre los personajes, cada uno atrapado en sus propios conflictos. Curro sigue decidido a proteger a su madre a cualquier costo. Simona, rota por la culpa, busca redención. Manuel intenta sobreponerse al dolor que le dejó la partida de Toño. Petra, con su nuevo rostro amable, sigue siendo un enigma. Martina debe enfrentarse a la firmeza implacable de su padre, y Emilia no cede en su lucha por la justicia.
Rómulo, en medio del descontento general, ve cómo su autoridad empieza a resquebrajarse. Mientras tanto, la investigación de López y Curro podría llevarlos a verdades que cambien el rumbo de todos en La Promesa.
Las relaciones dentro del palacio se tensan y reconfiguran. Viejas alianzas se rompen, nuevos lazos se forman y los secretos enterrados comienzan a salir a la luz. El pasado vuelve a cobrar fuerza, afectando cada decisión del presente e influyendo en un futuro que se presenta cada vez más incierto.
La Promesa ya no es solo el nombre de un lugar, sino el escenario de una historia compleja, donde las emociones, los secretos y las decisiones marcan el destino de todos sus habitantes. La gran incógnita queda abierta: ¿quién es esta persona que llega sin aviso? ¿Será un aliado, un enemigo o simplemente un nuevo catalizador del drama que se teje entre las paredes del palacio?
Este nuevo capítulo deja claro que lo peor —o lo mejor— está por llegar.