En una revelación impactante, se confirma que Cruz nunca fue responsable de la muerte de nadie, ni de Dolores ni de Carmen, como se había estado especulando. A lo largo de la trama, la sospecha sobre su implicación en estos crímenes ha sido uno de los mayores misterios, pero finalmente se esclarece que las acusaciones contra él eran infundadas. La verdad, que ha estado oculta por un largo tiempo, sale a la luz y cambia completamente la perspectiva sobre el personaje de Cruz.
El giro es sorprendente, ya que a lo largo de la historia se había insinuado su culpabilidad, pero los detalles que emergen revelan que Cruz estaba siendo injustamente acusado. Todo esto se debe a una serie de malentendidos y manipulaciones que lo involucraron en estos crímenes, pero al final, se descubre que no fue el responsable. Este descubrimiento pone en evidencia las complejidades de la trama, revelando cómo las percepciones erróneas y las conspiraciones pueden destruir la vida de una persona sin motivo alguno.
Este giro en la historia no solo cambia la forma en que los demás personajes ven a Cruz, sino que también arroja una nueva luz sobre la dinámica de poder y control en la serie. A pesar de haber sido acusado injustamente, Cruz se ve obligado a enfrentar las consecuencias de las mentiras que se han tejido a su alrededor. Ahora, con su nombre limpio, debe encontrar una manera de restaurar su reputación y reconciliarse con aquellos que alguna vez dudaron de su inocencia.