En este episodio, la calma de La Promesa se ve interrumpida por una serie de secretos y revelaciones. Catalina, en sus momentos de vulnerabilidad, finalmente confiesa al marqués la impactante verdad sobre el padre de sus hijos. Este secreto, lleno de implicaciones para el futuro del palacio, tiene el poder de reconfigurar las dinámicas de poder entre los miembros de la familia y el servicio. Mientras tanto, la llegada de Emilia, la nueva enfermera, aporta un respiro en medio de la tormenta emocional que atraviesa Catalina, quien encuentra en ella más que cuidados médicos, sino un consuelo profundo en sus días más oscuros.
Por otro lado, Martina decide emprender un misterioso viaje a pesar de la desaprobación de su prometido, Jacobo, quien se ve atrapado entre su amor por ella y la necesidad de entender la decisión de su futura esposa. Aunque Jacobo intenta disuadirla, Martina es firme en su determinación, revelando que hay algo personal que debe resolver antes de poder afrontar su futuro junto a él.
Mientras tanto, la fiesta de cumpleaños de Lorenzo de la Mata se convierte en un campo de batalla más en La Promesa. Curro, desconfiado de las verdaderas intenciones de su padre, sabotea discretamente el evento, frustrando así las ambiciones de Lorenzo. En un giro de tensión, Pía descubre que Rufino de la Merced y el capitán Lorenzo están involucrados en algo más oscuro de lo que ella había imaginado, mientras que Petra y Alicia encuentran una conexión inesperada en el refugio, una historia de empatía silenciosa que se desarrolla en medio del caos.
Finalmente, Ricardo, el mayordomo jefe, lucha con el dolor de la partida de su hijo Santos, un vacío que ni su rigurosidad habitual puede ocultar, mientras La Promesa continúa siendo un lugar donde los secretos y las emociones entrelazadas dictan el destino de todos.