En este tenso avance de Sueños de Libertad, María se encuentra cada vez más acorralada. Andrés ha dejado claro que ya no la quiere en su vida, pero ella no está dispuesta a rendirse, ni a soltar ese matrimonio sin luchar con uñas y dientes. A pesar de la resistencia de toda la familia Reina, María sigue firme, convencida de que aún puede conservar su posición y su poder.
Todo empieza con Digna, preocupada por Julia, quien acaba de perder a su padre. Digna expresa sus dudas sobre la capacidad de María para asumir la tutela de la niña. Pero María, segura de sí misma, afirma que Julia estará bien con ella y con Andrés. No tarda en aparecer Andrés, quien la confronta duramente por su actitud y por provocar situaciones incómodas frente a la niña. La tensión entre ellos sube como espuma, y los reproches vuelan de lado a lado, dejando claro que lo que queda entre ellos es más odio que amor.
María, herida por las palabras de Andrés, abandona la discusión y se retira, pero no para derrumbarse… sino para contraatacar. Se dirige al despacho de don Pedro, decidida a exigir resultados inmediatos: quiere frenar de una vez por todas el proceso de nulidad matrimonial. Pero don Pedro mantiene la compostura, asegurando que ya están haciendo todo lo posible desde el tribunal eclesiástico.
María no se lo cree. Su tono se vuelve amenazante, y lanza una advertencia envenenada: si él no acelera las cosas, ella está dispuesta a revelar a Digna la alianza oculta entre ambos, una jugada que podría hacer tambalear el mundo perfecto de don Pedro. Por primera vez, él se ve descolocado. María lo tiene contra las cuerdas y lo sabe.
Su amenaza es clara: si no obtiene lo que quiere ya, los secretos saldrán a la luz. Don Pedro, visiblemente afectado, acepta sin decir mucho más. María ha ganado esta ronda, pero el precio a pagar puede ser alto. La guerra apenas comienza.
¿Conseguirá María retener a Andrés a su lado contra su voluntad? ¿O será él quien logre liberarse definitivamente? ¿Se atreverá María a revelar todo si don Pedro la traiciona?
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