La semana arranca el lunes 21 de julio con el regreso de Marta a la colonia, pero ya no es la misma mujer que se fue. Ha renunciado a Londres, pero no a su propia voz. Con una determinación que quema en su mirada, regresa para enfrentarse a Fina. Marta ya no está dispuesta a vivir atrapada en mentiras ni a permitir que su identidad se diluya por silencios impuestos. Mientras tanto, Gabriel y Begoña comparten un instante de paz que a él le enciende ilusiones, pero que para ella es solo una pausa incómoda. María, siempre calculadora, le indica a Gabriel que si quiere llegar a Begoña, debe hacerlo a través de Julia.
Por otro lado, Irene, destrozada por haberle revelado la verdad a Cristina, se refugia en Pedro y en Digna. Él la castiga con reproches, pero Digna se convierte en su único sostén. Cristina, perdida entre la confusión y el dolor, confronta a doña Ana con una única pregunta: ¿es adoptada? La respuesta está en el silencio. Irene decía la verdad.
La calma en la fábrica estalla cuando desaparece el lirio, esencia vital del perfume. Es un sabotaje orquestado por Gabriel, quien se alza como el salvador mientras saborea el caos. Irene se sincera con Damián: aún no está lista, le pide tiempo y comprensión. Pedro, intentando enmendar errores, intercede por Irene ante Cristina. Pelayo, por su parte, busca cómo apartarse discretamente de Fina y su influencia en la fábrica.
Andrés descubre que su padre ha manipulado a Cristina e Irene y lo enfrenta con dureza. Gabriel, siguiendo el consejo de María, se acerca a Julia y logra conectar con ella, lo que no pasa desapercibido para Begoña. ¿Siente celos o alivio? Doña Ana vuelve y es confrontada por Cristina. La verdad finalmente se impone, tan dolorosa como liberadora.
El martes 22, Andrés intenta redimirse con Begoña, pero ella, firme, lo compara con Jesús, alguien que todavía sangra en su memoria. Cristina, desgastada emocionalmente, encuentra en Luis un refugio emocional. Él la escucha, la contiene, y la anima a no tomar decisiones apresuradas respecto a Ana.
La junta directiva de la fábrica se convoca de emergencia y se plantea suspender la producción del perfume. Pero Damián se opone con una férrea determinación. No puede permitir que los sueños se apaguen sin pelear por ellos.
Claudia convence a Cristina de reunirse con Irene, pero el intento fracasa. Julia logra recomponer su vínculo con Teo. Andrés busca consejo en Marta, quien le dice lo que no quiere oír: debe dejar que Begoña elija por sí misma. En una revelación íntima, Begoña cuenta que Don Pedro negó ayuda a Diosdado. Cristina, desilusionada con Damián, decide marcharse. Gema, afectada por Teo, recibe el consejo oportuno de Luz.
Gabriel descubre que María puede mover una pierna y ella le pide ayuda, aunque duda si puede confiar en él.
El miércoles 23, Andrés continúa desconfiando de Gabriel, especialmente al enterarse de que salió al bosque con María. Cristina enfrenta a doña Ana y, aunque la verdad duele, también la fortalece. Pelayo, molesto, responsabiliza a Fina de la decisión de Marta de no querer hijos, debilitando aún más su relación.
Gabriel y María regresan unidos del bosque. Ella empieza a confiar, pero Begoña empieza a dudar. Raúl, aún roto por la traición, no logra recomponerse. Gaspar, Claudia y Manuela intentan levantarle el ánimo. Andrés insiste en que Gabriel oculta algo, pero Marta le advierte que el corazón puede ser engañoso. Doña Ana carga contra Irene, pero Damián permanece fiel a ella.
Gabriel sigue ganando terreno en la familia. Damián ya confía en él, sin imaginar que tras su máscara se esconde algo oscuro. Andrés, al confrontarlo, recibe una amenaza disfrazada.
El jueves 24, la aparente normalidad durante el desayuno en casa de los De la Reina es solo fachada. María, luminosa, florece gracias a Gabriel. Julia está encantada con su nuevo “tío”, lo que enciende las alarmas de Andrés. Trata de alejarla, pero falla.
Cristina mantiene su decisión de marcharse. Luis intenta disuadirla, Damián intenta apaciguar las tensiones familiares. Gabriel es encomendado con la difícil misión de resolver el problema del lirio. En medio del caos, en la fábrica se organiza un torneo de dominó como excusa para recuperar el ánimo. Claudia, al ver a Raúl, huye. El dolor aún es reciente.
Gabriel confiesa a María que Andrés es su mayor obstáculo, pero promete vencerlo. Pelayo, sin saberlo, se convierte en espía de Don Pedro. Fina descubre una posible vocación en una fotografía. Cristina escucha a Irene, pero no encuentra consuelo. Damián se preocupa por ella.
Marta enfrenta a Pelayo con firmeza. Julia y Gabriel regresan de un paseo y Begoña, al verlos, se conmueve. Gabriel, manipulador, le ofrece un gesto íntimo. Andrés, desde la distancia, lo presencia.
Finalmente, el viernes 25, Andrés acusa una vez más, pero vuelve a fallar. Begoña ya eligió y no fue a él. Gaspar despierta con ilusión, pero Manuela guarda una confesión: su pasado con don Agustín aún pesa. Irene y Cristina siguen distantes.
Digna pide ayuda a Luis, pero Cristina ya ha tomado su decisión. El juicio de Diosdado se adelanta y Gabriel, junto a Begoña, trabaja en su defensa. Don Pedro exige dureza. Gabriel resiste la presión.
Pelayo encuentra cartas que podrían explicar el deseo de venganza de Gabriel. Luis recuerda una fórmula perdida de perfume creada por Cristina e inspirada en Irene. Hay una chispa de esperanza.
Gaspar sigue ilusionado, pero Manuela se distancia. Las diferencias empiezan a doler. Gabriel y Begoña se acercan más, pero la tensión aumenta. Claudia busca reconciliarse con Raúl, y él, aunque herido, la recibe con ternura.
Luz, conmovida por el dolor ajeno, le confiesa a Cristina su historia. Irene da finalmente un paso hacia la vida: acepta una cita con Damián. Pero en este mundo, cada libertad tiene su precio… y Pedro siempre cobra.
Así culmina esta intensa semana en Sueños de libertad, donde las verdades, aunque dolorosas, empiezan a abrir nuevos caminos. Y donde el silencio, cada vez más, se convierte en el grito más fuerte.