El reconocido cantante y actor turco Emre Altuğ ha abierto su corazón en una entrevista sincera en la que ha hablado, sin filtros, tanto de su vida privada como de su carrera artística. Con una trayectoria que combina la música pop, el teatro y la televisión, Altuğ es una figura polifacética que, a pesar de las luces del espectáculo, también ha atravesado momentos de gran oscuridad.
A lo largo de la conversación, el artista reveló episodios desconocidos para el gran público, confesando los retos más duros que ha tenido que enfrentar, sus arrepentimientos y las decisiones radicales que tomó para renacer emocionalmente y profesionalmente.
Una pasión por el teatro que desafió incluso a Sezen Aksu
En sus inicios, Altuğ era un joven apasionado por el teatro, tan comprometido con la escena que llegó a rechazar oportunidades que para muchos serían irrechazables. En un momento de su carrera, incluso dijo “no” a participar en un álbum de la legendaria Sezen Aksu —conocida como el “pequeño gorrión” de la música pop turca— porque prefería dedicarse al arte dramático.
Hoy, esa pasión por el escenario sigue viva. Actualmente, Altuğ se encuentra inmerso en un proyecto muy especial: un musical escrito por él mismo, que le ha devuelto la emoción de actuar y cantar frente al público. Sin embargo, detrás de esta etapa de energía creativa, hay un pasado reciente marcado por pérdidas y crisis personales que casi lo derriban.
“Toqué fondo, fue muy duro”
El intérprete no dudó en describir sin adornos la que considera la etapa más difícil de su vida. En pocos años, sufrió varios golpes devastadores:
“Realmente toqué fondo, fue muy duro. Me divorcié, falleció mi madre, había invertido en un negocio de turismo en Alaçatı y quebró. Poco después murió mi padre. Fueron cosas muy serias, una detrás de otra. Pero si uno quiere, puede salir de todo eso. Y yo salí.”
Estas palabras reflejan un camino de dolor y resiliencia. Para Altuğ, la sucesión de desgracias le obligó a replantearse quién era y qué quería de la vida. El divorcio, el cierre de un proyecto empresarial y la muerte de sus padres conformaron una tormenta perfecta que lo dejó emocionalmente exhausto.
Un cambio de vida radical
Hace tres o cuatro años, según contó, decidió que no podía seguir viviendo igual. Optó por realizar un cambio de 180 grados que abarcó todos los aspectos de su existencia: desde su estilo de vida hasta la decoración de su hogar.
“Cambié por completo. Dejé atrás aquella vida como quien da un manotazo a la mesa. Construí una nueva vida. Y lo recomiendo a todos. No tengan miedo, la vida no es para vivirla con miedo. Si temes, la vida seguirá asustándote.”
Esta filosofía de atreverse a romper con lo que no funciona, incluso si eso implica demoler tu mundo para reconstruirlo, es algo que Altuğ considera esencial para evolucionar. La metáfora es literal: derribó su casa y la rehízo, como símbolo de su renacimiento personal.