En el nuevo capítulo de Sueños de libertad, se enciende una llama dentro de María que ya no podrá apagarse. En una conversación cargada de emociones con Manuela, María abre su corazón y deja al descubierto el profundo dolor que arrastra, así como la férrea determinación que la impulsa a seguir adelante.
Todo comienza con un intento de distensión: un brindis con anís, una sonrisa forzada y una broma sobre cómo dos copas pueden nublar más que aclarar las ideas. Pero el humor solo sirve de escudo momentáneo. La realidad golpea con fuerza cuando María, entre suspiros y palabras tensas, confiesa sentirse atacada e injustamente acusada de manipular a Julia, la niña que se ha convertido en el centro de su vida. “Me acusan de malmeter con la niña… y no es verdad”, dice con la voz cargada de impotencia.
Lo que más le duele a María no es la acusación en sí, sino el constante intento de alejarla de Julia. Para ella, no hay duda: otros son los que están tratando de arrancarle a la niña de su lado. Y eso es algo que no está dispuesta a permitir. “Esa niña es mi misión”, afirma con una mezcla de amor, furia y resolución, dejando claro que Julia es mucho más que una responsabilidad: es su razón de ser.
Manuela, fiel confidente y amiga, escucha en silencio, conmovida. En sus palabras hay apoyo, pero también admiración. Reconoce la fuerza con la que María se aferra a su verdad y a su deseo de proteger a quien ama. Le dice que su lucha es justa, que su entrega es noble.
María, por su parte, se endurece. La herida se transforma en escudo. Asegura que hará todo lo necesario para cuidar de Julia y promete convertirse en un ejemplo para ella. Y lanza un mensaje directo a quienes buscan apartarla: “Si quieren guerra, la tendrán.”
Este capítulo nos muestra a una María dispuesta a todo, una madre del corazón enfrentando un mundo que la juzga, una mujer rota que encuentra en el amor por una niña la fuerza para levantarse y pelear. El vínculo entre María y Julia se vuelve cada vez más profundo, y la batalla por mantenerlo será feroz.
Mientras la noche cae sobre Sueños de libertad, queda claro que lo que está en juego no es solo una custodia emocional, sino la dignidad, la justicia… y la libertad de amar sin condiciones. Y María está lista para darlo todo.