En la oscuridad majestuosa de La Promesa, donde el poder se teje con hilos de silencio y las verdades se esconden tras miradas cómplices, se desencadena un enfrentamiento que cambiará el curso de todos los destinos. Eugenia, la mujer que muchos creyeron vencida, regresa más fuerte, más lúcida y con la determinación de desenmascarar a quienes la traicionaron. Lo que fue una víctima, ahora es una fuerza que desgarra máscaras y pone en jaque a sus enemigos.
Leocadia y Lorenzo, temerosos ante el resurgir de Eugenia, conspiran una vez más. Su plan: desacreditarla utilizando veneno sutil, aislarla, y forzar su reclusión bajo la excusa de una recaída mental. Pero subestiman a la nueva Eugenia. Su mente, antes manipulada, se ha convertido en su arma más letal. La idea de Leocadia es simple y cruel: simular locura mediante dosis controladas de infusiones, provocar lapsos, confusiones y alterar la percepción de Eugenia. Un método limpio, silencioso, sin sangre… pero con un precio altísimo si falla.
Lorenzo, aunque en conflicto, cede ante la presión de Leocadia. Acordado todo, viaja con Rufino, un curandero oscuro del pasado, para obtener el veneno preciso. Sin embargo, el destino ya ha empezado a girar en dirección contraria. Lo que debía ser una noche de gloria para los villanos, se convierte en la escena de su ruina. Eugenia, advertida, cambia las copas. El veneno que debía silenciarla, se convierte en el instrumento de justicia. La confesión se escapa de los labios del culpable y el sargento Burdina, como si respondiera a un llamado divino, irrumpe en el momento exacto. La trampa cambia de dueño.
Mientras tanto, en los pasillos más humildes del palacio, Curro y Pía se debaten con otra verdad igual de poderosa: el misterio que rodea la muerte de Yana. Curro, consciente del peligro que corre Eugenia y la verdad que pesa sobre sus hombros, decide hablar con Manuel. Sabe que no pueden guardar el secreto más. Yana no murió por casualidad. Puede que Cruz no sea directamente culpable, y detrás de su tragedia se esconda algo aún más siniestro. Pía teme por la reacción de Manuel, por su fragilidad emocional, pero también comprende que ya no pueden sostener una mentira piadosa.
Curro finalmente encuentra a Manuel. En el jardín, en medio del silencio de la naturaleza, le suelta la bomba: “Vengo a hablarte de Yana. Vengo a contarte la verdad.” Las palabras atraviesan la coraza de rabia de Manuel. Y así comienza otro giro inesperado. Una verdad oculta, una traición más, una búsqueda de justicia que podría arrastrar a todos al abismo.
La Promesa ya no es solo un palacio. Es un campo de batalla donde cada palabra es una espada, cada sorbo puede ser veneno, y cada silencio esconde una sentencia. Eugenia ha cumplido con su promesa de venganza. Pero al hacerlo, ha abierto la puerta a otras verdades dormidas, a otros fantasmas que reclaman justicia. Y mientras las sombras caen sobre los corredores del palacio, una cosa queda clara: nada volverá a ser como antes.
¿Quién más caerá ahora que el primer dominó ha sido derribado? ¿Podrá la verdad salvar a los inocentes o terminará por destruirlos también? Una historia donde la justicia se viste de mujer, la venganza se sirve fría y la verdad, por fin, se abre paso entre la oscuridad.