En este emotivo fragmento de Sueños de Libertad, Raúl y María protagonizan un encuentro inesperado cargado de tensión, ternura y palabras sinceras. María lo descubre merodeando cerca de su casa y lo acusa de estarla espiando. Raúl admite que la vio por la ventana y aprovechó la oportunidad para acercarse. Aunque María no oculta su molestia por el comportamiento anterior de él, Raúl intenta suavizar la situación con un regalo especial.
Primero, bromea con la idea de haberle traído flores silvestres, pero María le deja claro que los gestos románticos pueden ser comprometidos para ella. Sin embargo, él insiste y le entrega un obsequio mucho más significativo: un libro de poesía. Raúl confiesa que, al no encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que siente, ha recurrido a los versos de un poeta.
Con timidez y emoción, le recita uno de los poemas del libro, que refleja sus sentimientos: la lucha interna entre alejarse y la imposibilidad de olvidarla. María, conmovida y sorprendida por la sensibilidad que descubre en Raúl, baja la guardia. Él le asegura que, si alguna vez los descubren, asumirá toda la responsabilidad.
La escena concluye con una atmósfera de creciente intimidad entre ellos, pero también con la sombra del riesgo que corren al mantener una relación clandestina. Raúl demuestra que sus intenciones son profundas y genuinas, mientras que María parece cada vez más dividida entre el deber y el deseo.
Un momento romántico y revelador que marca un antes y un después en su relación.