¡Nos vamos a Italia! en ‘La Promesa’, avance del capítulo 537 (jueves, 27 de febrero) Jana y Manuel deciden iniciar una nueva vida en Italia, mañana 27 de febrero en ‘La Promesa’ Apenas amanece y un suave velo de niebla envuelve los jardines de La Promesa.

El palacio luce aún más silencioso de lo habitual, como si la atmósfera cargada de intrigas, desvelos y secretos estuviera a punto de estallar en mil pedazos Sin embargo, en una de las galerías principales, Jana y Manuel contemplan un futuro que, hasta hace poco, parecía tan lejano como las estrellas Están decididos a cambiarlo todo, a escapar de los fantasmas que habitan en cada pasillo y a construir una nueva vida lejos de las penurias económicas y los enfrentamientos familiares Italia se erige ante ellos como una tierra prometida, un lugar donde podrían renacer y, por fin, dejar a un lado las cadenas del pasado Manuel, con su vocación de aviador, había rechazado en otro tiempo una oferta de trabajo que ahora vuelve a surgir con renovada fuerza

Aquella oportunidad significaba regresar al cielo, sobrevolar nubes, horizontes, y quién sabe cuántos países Sin embargo, en ese entonces, las circunstancias eran muy distintas.

Atado a las responsabilidades que le imponía el título nobiliario y a las presiones de su familia, tuvo que anteponer los intereses de todos a los suyos propios Pero la vida da segundas oportunidades, y esta vez no piensa dejarlas escapar. Jana, llena de dudas y esperanzas, lo escucha con el corazón palpitando La simple mención de la palabra “Italia” le hace sentir un cosquilleo en el alma: un nuevo comienzo, un soplo de libertad y la posibilidad de dejar atrás las tragedias que la han perseguido Mientras caminan por el pasillo que conduce a la biblioteca, Manuel le confiesa a Jana que el trabajo consiste en apoyar la formación de jóvenes pilotos en una escuela aérea que necesita instructores con experiencia y, sobre todo, coraje para innovar

Manuel lo tiene claro: su sueño siempre fue volar, y si antes no pudo seguir ese camino, fue porque su familia lo reclamaba Ahora, con la crisis económica desmoronando la estructura de La Promesa, se da cuenta de que el palacio ya no es ese lugar seguro donde creció Siente que parte de su identidad se pierde entre deudas y decisiones desesperadas por salvar un legado que, tal vez, no valga tanto la pena conservar si significa sacrificar la propia felicidad Jana lo escucha atenta, con el corazón encogido por la idea de partir. Ha pasado gran parte de su vida en este lugar, luchando contra las sombras del pasado

Se ha enfrentado a secretos, traiciones y la muerte de seres queridos, pero también ha forjado lazos difíciles de romper Su investigación sobre la posible implicación de Cruz en la muerte de Tomás le ha consumido el espíritu durante meses Ahora, cada nuevo indicio apunta en una dirección que podría desatar un escándalo de proporciones inimaginables Pero, ¿qué hay de su tranquilidad mental? ¿Se puede vivir toda la vida en un palacio que parece más una trampa de recuerdos dolorosos? La simple posibilidad de huir y empezar de cero con Manuel es un bálsamo que nunca se atrevió a soñar

No obstante, el día a día en La Promesa sigue exigiendo explicaciones, presencia y, sobre todo, fortaleza El reloj de péndulo del vestíbulo da la hora mientras Alonso y Rómulo se encierran en el despacho principal La crisis económica ha llegado a un punto irreversiblemente crítico.

Las arcas están vacías, las tierras pierden valor y los proveedores no confían ya en la solvencia de la familia En medio de este caos, Alonso menciona la idea de vender el palacio de Cádiz, una de las pocas joyas familiares que aún podrían inyectar algo de liquidez Pero Cruz, la marquesa, reacciona con una frialdad casi asesina.

No soporta la humillación de vender un lugar que forma parte de la historia y de la reputación de los marqueses Se niega a creer que no exista otra solución, y prefiere buscar culpables —entre ellos, a Jana— antes que aceptar la realidad Paralelamente, las tensiones familiares se reflejan en otros rincones de La Promesa Ricardo y Ana, conocidos por sus constantes enfrentamientos, parecen haber llegado a una tregua forzada Ana, con el beneplácito de Santos, da el primer paso hacia la reconciliación. Santos, su hijo, anhela ver a sus padres en paz, quizá porque entiende que en un ambiente donde todo se desmorona, la familia podría ser el último bastión de estabilidad

Sin embargo, hay algo turbio detrás de las sonrisas forzadas de Ana.

Sus intenciones van más allá de la armonía familiar: contempla la debilidad creciente de Pía, quien se halla atrapada por las amenazas de Santos en lo referente a la muerte del barón, y ve una oportunidad para ganar influencia y, de paso, recuperar el control que siente haber perdido Pía se encuentra en un callejón sin salida. Sabe que, si Santos revela lo que sabe sobre la muerte del barón, no solo ella quedaría en evidencia; Jana, María y Teresa también pagarían las consecuencias Aquella tragedia que tantas noches de insomnio le ha causado podría salir a la luz si la presión aumenta Así, su voz, antes tenida en cuenta en el palacio, se apaga poco a poco. Sin poder defenderse, Pía comienza a desvanecerse en las sombras de los pasillos, dejando el campo libre para quienes saben manipular a su antojo

Ana, percibiendo esta pérdida de poder, decide acercarse a Ricardo, que ahora se muestra más tranquilo y receptivo Con Santos de su lado, la mujer se adentra cautelosamente en la esfera de Ricardo, tejiendo hilos de confianza y comprensión que, en realidad, buscan garantizar su permanencia en el palacio y, por supuesto, una posición privilegiada cuando todo lo demás se derrumbe Aunque Ricardo no es ingenuo, la cercanía de Ana lo hace pensar que, tal vez, haya una oportunidad de redimir los errores del pasado y reconstruir una relación que se creía perdida

De fondo, la crisis económica sigue agravándose, y ese factor impulsa a cada personaje a tomar medidas desesperadas Por otro lado, la relación entre Cruz y Leocadia se halla en un punto de no retorno Sus disputas se han convertido en una guerra fría donde ninguna se atreve a atacar abiertamente Cruz, consciente de que Leocadia podría tener la llave para hundirla si se desvela la verdad sobre Tomás, prefiere agazaparse y medir cada uno de sus movimientos De momento, se limita a socavar la influencia de su antigua amiga, a aislarla socialmente y a observar cómo reacciona ante cada pequeña provocación

Leocadia no se queda atrás: aparenta sumisión y normalidad, pero detrás de sus gestos se percibe una tensión latente, dispuesta a estallar ante la primera oportunidad de desbancar a Cruz En medio de tantas intrigas, Ángela permanece firme en su objetivo de proteger a Curro de los planes de su padre y de la marquesa Ambas fuerzas, el capitán y Cruz, parecen haber decidido que el joven debe desposarse con una rica heredera, sellando así un acuerdo económico y de prestigio Ángela, que ve en Curro a un muchacho noble y sensible, no puede soportar la idea de verlo utilizado como una simple moneda de cambio

Confiando en la discreción de Martina, le revela los planes que se cuecen en las sombras Sin embargo, Martina, al escucharla, queda atónita. Por un lado, se siente indignada ante la manipulación familiar; por otro, teme que la lealtad que profesa a sus tíos y a su madre se vea comprometida Además, su relación con Jacobo, tan repleta de incertidumbres, no la ayuda a discernir qué camino tomar Jacobo, desde que llegó al palacio, siembra duda tras duda en la mente de Martina Él se muestra amable, atento, prometiendo apoyo y protección. Sin embargo, las palabras de Ángela encienden de nuevo las alarmas: ¿podría Jacobo estar involucrado en el complot para casar a Curro? ¿Acaso él también forma parte de un plan mayor para consolidar alianzas matrimoniales y mantener un poder económico cada vez más frágil? Martina se siente atrapada en un torbellino de sospechas, temiendo descubrir que su propia vida está siendo controlada por hilos que no alcanza a ver

Aun con todas estas tribulaciones, Martina sabe que debe advertir a Curro de los planes que han trazado para él Está dispuesta a arriesgarse y confesarle la verdad, pero encontrar el momento adecuado es casi imposible Curro parece sumido en sus propias reflexiones, rehúye el contacto, y cada vez que Martina intenta acercarse, la conversación se queda a medias El joven, siempre ensimismado, no da señales de querer escuchar confidencias o secretos, y Martina teme que, en su obstinación, deje pasar la oportunidad de liberarse de un futuro impuesto

Las horas pasan y el ambiente en el palacio se va cargando de electricidad. El eco de pasos apresurados resuena en los pasillos, y los susurros tensos son sustituidos por miradas que lo dicen todo En medio de esta tensión creciente, Jana continúa su investigación sobre la muerte de Tomás, cada vez más convencida de que Cruz tiene mucho que ver en la tragedia que marcó su vida Un leve temblor recorre su cuerpo cuando nuevas pistas parecen encajar como piezas de un macabro puzle Aun así, Jana se pregunta si tiene sentido seguir hurgando en heridas antiguas cuando se asoma la promesa de comenzar de cero en Italia

Es en medio de esta confusión cuando Manuel, con la mirada encendida por la pasión de un piloto, le expone a Jana todos los detalles de la oferta de trabajo: un puesto con un salario decente, alojamiento en un pintoresco pueblo cercano a la escuela aérea y, sobre todo, la libertad de crear algo nuevo lejos de las presiones del palacio Jana escucha cada palabra sintiendo el peso de los recuerdos: los días de angustia por Tomás, la soledad tras su muerte, las conspiraciones en las que se ha visto envuelta casi sin querer

Sin embargo, la promesa de una vida junto a Manuel, lejos de toda esta oscuridad, se le antoja un verdadero milagro Al caer la noche, el palacio entero se reúne para escuchar el anuncio que Rómulo, con gesto grave, debe hacer a los sirvientes: la familia se ha quedado sin fondos para pagar los salarios Sus palabras resuenan como un trueno en el gran salón. Algunos sirvientes, conmovidos por la lealtad al hogar y la esperanza de que las cosas mejoren, deciden quedarse, aun a costa de trabajar sin remuneración por un tiempo indefinido

Otros, temiendo por la supervivencia de sus propias familias, optan por marcharse en busca de un empleo más seguro Nadie los juzga; en tiempos de crisis, cada uno debe salvaguardar lo poco que le queda Los pasillos, antes bulliciosos con risas, conversaciones y un ir y venir constante de criados, se apagan paulatinamente La Promesa se siente más sola que nunca, y el gélido viento que sacude las ventanas parece arrastrar consigo la última pizca de esperanza que quedaba en sus muros Alonso, angustiado, mantiene interminables discusiones con Rómulo sobre la viabilidad de vender propiedades para saldar deudas

Cruz, impertérrita, insiste en que se debe encontrar otra vía, aunque no ofrece soluciones concretas Se niega a admitir que la grandeza del linaje se desmorona ante sus propios ojos Mientras tanto, en uno de los salones más apartados, Ana aprovecha los vientos de cambio para acercarse a Ricardo Ahora que Pía ha perdido parte de su influencia y se halla bajo la amenaza constante de Santos, Ana encuentra el momento perfecto para sembrar confianza Con suaves palabras y gestos comprensivos, le hace ver a Ricardo que ella podría ser un apoyo incondicional, alguien que comprende sus preocupaciones y sus miedos

Ricardo, que siempre ha deseado un remanso de paz en medio de tanto conflicto, se siente cada vez más inclinado a darle a Ana el beneficio de la duda Sin embargo, en su fuero interno, algo le dice que no todo es tan simple como parece El pasado entre ellos está teñido de roces, engaños y distancias que no se borran de la noche a la mañana Poco después, en un rincón del jardín, Martina por fin logra acorralar a Curro para hablar Lo encuentra cerca de un estanque, donde el muchacho suele refugiarse para aclarar sus pensamientos

El viento sopla con un susurro helado y la luna ilumina el rostro de Martina, dotándolo de una gravedad inusual Despacio, le confiesa lo que ha sabido por Ángela: su padre y Cruz han trazado un plan para que contraiga matrimonio con una joven de familia adinerada Curro, al escucharla, reacciona con incredulidad y rabia contenida.

Al principio, se niega a creerlo; piensa que Martina exagera o que Ángela se equivoca Pero la insistencia de Martina, la seriedad en su mirada, lo obligan a considerar la posibilidad de que sea cierto El muchacho, que siempre ha vivido bajo la sombra de las decisiones de otros, siente que su mundo se estremece Durante años, ha soportado las presiones y expectativas familiares, pero jamás imaginó que llegarían al punto de negociarlo como si fuera una mercancía Los ojos se le llenan de furia y, en un arrebato de impotencia, aparta la mirada, sin saber si culpar a Martina por abrirle los ojos o agradecerle por la advertencia

Martina, con un nudo en la garganta, trata de calmarlo: “Todavía tienes opción de negarte, Curro No todo está decidido”. Sin embargo, la duda ya se ha sembrado en el corazón de él: ¿es posible que, en este palacio, alguien sea capaz de vivir sin obedecer la voluntad de Cruz y el capitán? A la mañana siguiente, Jana se despierta con el alma dividida entre la esperanza de Italia y el peso de los secretos que lleva cargando Por un lado, sueña con un futuro al lado de Manuel, donde puedan trabajar y amarse sin temor

Por otro, la investigación sobre la muerte de Tomás parece estar cerca de una revelación final ¿Podrá marcharse sin resolver el misterio que la ha atormentado desde que puso un pie en este palacio? ¿Podrá cargar con la culpa de abandonar a aquellos que se quedan a merced de Cruz? El conflicto interno se le hace insoportable Busca a María y a Teresa, sus confidentes, para compartir con ellas sus dudas. Sin embargo, también ellas están aturdidas por la noticia de los impagos y no tienen claro qué harán en un futuro inmediato

María, siempre práctica, la insta a que piense en su propio bien. “Mira, Jana, no podemos pasarnos la vida pagando los errores de esta familia Si tienes una oportunidad, ¡agárrala con fuerza!”.

Teresa, en cambio, se muestra más vacilante: “¿Y si la verdad sobre Tomás nunca sale a la luz? ¿Podrás vivir con ese peso en la conciencia?” Las palabras de Teresa resuenan en la cabeza de Jana durante todo el día. Se siente atrapada en una encrucijada moral Por un lado, su sed de justicia la empuja a desenmascarar a Cruz. Por otro, su deseo de paz la persuade de marcharse con Manuel y olvidar todo lo vivido aquí Durante la tarde, Manuel la encuentra en la biblioteca, revisando antiguos registros de viajes y correspondencia que Tomás había tenido antes de su muerte Jana está convencida de que allí se ocultan pruebas que podrían implicar a Cruz. Manuel siente una punzada de preocupación al verla tan absorta

Él entiende su anhelo de esclarecer la muerte de Tomás, pero también sabe que el tiempo apremia Si quieren marcharse a Italia, deben hacerlo pronto; la oferta de trabajo no estará disponible para siempre, y cuanto más se demoren, más arraigados quedarán en los problemas de La Promesa Él, con ternura y paciencia, coloca una mano sobre el hombro de Jana.

“Entiendo tu necesidad de saber la verdad —le dice, con la voz cargada de afecto—, pero debemos pensar en nuestro futuro Si nos quedamos, corremos el riesgo de quedar atrapados aquí para siempre. ¿Cuántas veces hemos postergado nuestros sueños por culpa de estas paredes llenas de secretos?” Jana lo mira a los ojos y siente cómo un velo de lágrimas amenaza con empañar su visión Es cierto: han sufrido demasiado.

Sin embargo, el destino, caprichoso, parece querer que ella encaje todas las piezas antes de marcharse Al anochecer, el palacio vuelve a sumirse en el silencio. Los sirvientes que han decidido quedarse están exhaustos, sin saber cuántos días más podrán resistir sin cobrar un salario Las luces de las lámparas de aceite parpadean, recordando a todos que, incluso en la oscuridad, puede haber un débil destello de esperanza En la habitación que comparten Jana y Manuel, el aire se siente denso.

Ambos se sientan al borde de la cama, tomados de la mano, mientras discuten los pros y contras de marcharse Manuel, firme en su convicción de que deben irse, mira el rostro de Jana en busca de una señal de determinación Ella, aunque no lo admita, ansía decirle que sí, que lo seguirá hasta el fin del mundo si hace falta Pero al mismo tiempo, siente que se traicionaría a sí misma si no descubre quién estuvo detrás de la muerte de Tomás Esa misma noche, en otro rincón del palacio, Cruz camina de un lado a otro en su aposento Le ha llegado el rumor de que Manuel planea marcharse. La idea de perder a uno de los miembros más importantes de la familia la aterra, pero no por cariño, sino porque su ausencia podría debilitar aún más la imagen de unidad de la nobleza

Por si fuera poco, las sospechas de Jana sobre la muerte de Tomás se han intensificado Cruz presiente que todo lo que ha mantenido oculto durante tanto tiempo está en peligro de salir a la luz Por ese motivo, piensa en acelerar sus propios planes: si consigue que Curro se case con una rica heredera y solidifique el patrimonio, tal vez logre mantener a raya las deudas y, sobre todo, alejar cualquier investigación inoportuna Leocadia, por su parte, duerme poco y sueña con venganzas que la devuelvan al lugar que cree merecer

Observa, sigilosa, cada paso de Cruz, esperando el mínimo descuido para actuar. No piensa ceder terreno a la marquesa y, si es necesario, está dispuesta a aliarse con quien sea para derrocarla Siente la satisfacción silenciosa de quien aguarda que el enemigo se hunda por su propia arrogancia Y es que la terquedad de Cruz en no vender propiedades ni reducir gastos puede ser su mayor punto débil El tiempo corre en su contra, y cada día que pasa, las deudas se acumulan como una tormenta implacable

Entretanto, la relación entre Ricardo y Ana avanza con pasos cautelosos. Ana percibe que Ricardo anhela una compañera sincera, alguien que no lo juzgue y que lo respalde en estos tiempos inciertos Ella se esmera en mostrarle su faceta más comprensiva.

Le habla de futuro, de oportunidades y de la unidad que necesitan para salvar lo que queda de la familia Ricardo, que por mucho tiempo se sintió traicionado y engañado, desea creer en las buenas intenciones de Ana Tal vez, piensa, las circunstancias extremas hayan obrado un cambio en ella. Quizás esta vez no sea un juego de manipulación sino un sincero deseo de estar a su lado Pero aún no baja del todo la guardia, pues conoce la inclinación de Ana a moverse con astucia cuando le conviene Pía, mientras tanto, se consume en la desesperación. La culpa por el incidente con el barón, las amenazas de Santos y la pérdida de su influencia la empujan a un callejón sin salida

Cada día que pasa, su fortaleza se desmorona un poco más. Lejos de poder ayudar a Jana o a María y Teresa, se ve obligada a hacer la vista gorda para proteger sus propios secretos Vive con el miedo latente de que, en cualquier momento, Santos abra la boca y la destruya por completo Las paredes del palacio, antes su refugio, ahora parecen cerrarse sobre ella.

Al llegar la madrugada, un nuevo rayo de esperanza se enciende para Jana y Manuel Deciden darse un plazo máximo de unos días para tomar la decisión final. Si Jana no encuentra pruebas concluyentes sobre la muerte de Tomás en ese lapso, partirán a Italia sin mirar atrás Si, por el contrario, descubre algo que pueda condenar definitivamente a Cruz y hacer justicia, Jana se arriesgará a exponerla ante todos, aunque eso signifique postergar o incluso perder la oportunidad de comenzar una nueva vida Manuel, comprendiendo la importancia de la verdad para ella, acepta el plan. Promete apoyarla hasta el final, aunque su corazón anhela desplegar las alas y volar hacia un futuro menos tormentoso

El sol se alza de nuevo sobre los terrenos de La Promesa, trayendo consigo un viento helado que sacude los cipreses del jardín Es jueves, 27 de febrero, y el tiempo corre sin piedad.

En cada rincón del palacio se percibe el temblor de los acontecimientos que están a punto de precipitarse: la inminente marcha de Jana y Manuel, la crisis económica que exige sacrificios extremos, las alianzas ocultas y las tensiones familiares que hierven a fuego lento ¿Podrá Jana descubrir la verdad antes de que el palacio se derrumbe y de que el destino la arrastre a Italia? ¿Resistirán Ana y Ricardo las tentaciones de caer de nuevo en sus antiguos desencuentros? ¿Logrará Pía liberarse del yugo de Santos o terminará atrapada en su propia red de mentiras? ¿Se atreverá Curro a rebelarse contra los designios de su padre y de Cruz y, finalmente, trazar su propio camino? Y, sobre todo, ¿será Italia la ansiada liberación para Jana y Manuel o el inicio de una nueva serie de desafíos que pondrán a prueba su determinación y su amor?

Las respuestas se vislumbran en el horizonte incierto de La Promesa. Por ahora, el palacio sigue en pie, con sus muros cargados de secretos y su atmósfera sofocante que envuelve a cada personaje Pero como un ave migratoria que presiente la llegada del invierno, Manuel ya siente las corrientes que lo empujan hacia un cielo más amplio Jana, a su lado, debate si dejarse llevar por esas corrientes o aferrarse un poco más a la oscura verdad que la atormenta Un capítulo se cierra, otro se abre. En La Promesa, nada permanece quieto por mucho tiempo: el destino se mueve y arrastra a todos, queriéndolo o no, hacia un futuro que podría cambiarlo todo

Y es justo en ese punto donde la ilusión se mezcla con el miedo, donde un susurro de esperanza se entrelaza con la certeza de que, pase lo que pase, nadie saldrá ileso de esta trama que apenas comienza a desvelarse