En un episodio cargado de emociones y decisiones valientes, Marta se presenta en la oficina donde Andrés trabaja, encontrándolo ocupado revisando rutas por la apertura de nuevas carreteras. Al inicio, el ambiente es relajado y la conversación gira en torno a temas laborales. Marta menciona su preocupación sobre el proyecto del perfume con Miranda, aunque se muestra optimista respecto a su evolución.
La charla da un giro más íntimo cuando recuerdan una escena graciosa en la que don Pedro se quedó sorprendido al enterarse de que Floral se sumaría al negocio, provocando una carcajada de Andrés al imaginar su reacción. Sin embargo, el tono se vuelve más serio cuando Marta menciona a Fina. Confiesa que ya ha hablado con Begoña sobre su relación con ella, lo que sorprende a Andrés, quien aclara de inmediato que él no dijo nada. Marta lo tranquiliza: no está molesta, sino aliviada.
Para Marta, saber que alguien más como Begoña está al tanto le da consuelo. No solo porque no la juzga, sino porque ve en ella una figura de apoyo confiable. Comparte que cada vez que se abre con alguien cercano sobre su vínculo con Fina, experimenta una mezcla de liberación y vulnerabilidad. Andrés la escucha con empatía y le asegura que ha hecho bien en confiar en Begoña. De hecho, propone organizar una comida entre los cuatro: él, Marta, Fina y Begoña.
A Marta le entusiasma la idea y sugiere que se reúnan la próxima semana en la casa de los Montes. Pero su visita tiene un propósito aún más importante: le confiesa a Andrés su creciente preocupación por el futuro de Fina. Explica que Fina no tiene a nadie más en el mundo, y si algo le llegara a pasar a ella, quiere asegurarse de que esté protegida.
Dado que incluirla en su testamento podría traer consecuencias legales o sociales no deseadas, Marta le pide a Andrés que abra una cuenta bancaria a su nombre, designando a Fina como única beneficiaria. Andrés, conmovido por el gesto, acepta ayudar, aunque expresa cierta inquietud por las posibles repercusiones si alguien descubre la transacción. Marta, firme en su decisión, le resta importancia: ya no le preocupa lo que los demás puedan pensar.
La conversación culmina con un abrazo lleno de afecto y complicidad, sellando una promesa de cuidado y lealtad. Este episodio revela la profundidad del vínculo entre Marta y Fina, y cómo Marta, dispuesta a desafiar convenciones y prejuicios, toma medidas concretas para proteger a quien ama.