La tensión se siente en cada rincón de la casa de los De la Reina
El ambiente en la mansión de los De la Reina está cargado de una tensión que se puede cortar con un cuchillo. En el capítulo 331 de Sueños de Libertad, que se emitirá el miércoles 18 de junio a las 15:45 por Antena 3, la historia da un giro inesperado. Las emociones están a flor de piel, los vínculos tambalean y cada personaje parece llegar a un punto de quiebre. Lo que ocurre en este episodio podría cambiar el equilibrio de poder para siempre.
Todo comienza con una despedida que no termina de concretarse. Raúl, el joven chófer atrapado entre emociones confusas y realidades que no puede controlar, ha tomado la decisión de marcharse a Madrid. Quiere empezar de nuevo, lejos de la familia De la Reina y, sobre todo, lejos de María. Sin embargo, cuando ya tiene todo preparado para irse, Andrés da un paso inesperado: le pide que se quede. Le dice que no huya, que enfrente lo que siente. Raúl acepta quedarse, pero pone una condición: necesita que quien más lo ha juzgado, finalmente lo acepte.
Por otro lado, Irene sigue atormentada por un regalo que le entregó Joaquín, un gesto que no logra descifrar. Intuye que detrás de ese obsequio hay algo más, una intención encubierta. Temerosa de que el hijo de Digna haya descubierto su secreto, acude a Don Pedro. Él, con su experiencia para manejar crisis familiares, decide actuar con diplomacia. Invita a Joaquín a la próxima cena del Círculo de Empresarios. Más que un gesto de cortesía, es una maniobra para ganar tiempo y desviar la atención.
Mientras tanto, Chema, el hermano de Carmen, sigue buscando su lugar en el mundo. Acude a Tasio, con la esperanza de que lo recomiende ante la familia De la Reina. Pero Tasio, cada vez más distante y agotado de hacer favores, lo rechaza. Cree que Chema debe abrirse camino por sí solo. Desanimado pero determinado, el joven decide salir a buscar trabajo con sus propias manos, vendiendo enciclopedias de puerta en puerta.
En la fábrica, las cosas no están mejor. Damián, luego de una conversación reveladora con Begoña, confirma sus peores sospechas: Andrés ya no es el hombre decidido y fuerte que solía ser. En sus ojos ve duda, cansancio, dependencia. Cree que su nuera lo ha debilitado, que lo tiene atrapado en una prisión emocional. Por eso lo presiona sin tregua: quiere que regrese a la empresa, no solo como trabajador, sino como el líder que un día lo hizo sentir orgulloso.
Pero María, frágil y profundamente dependiente, no está dispuesta a soltarlo. Necesita a Andrés como única fuente de estabilidad. Se aferra a él con toda la fuerza del miedo, mientras él comienza a sentir que su vida se le escapa entre los dedos.
En la casa cuna, el estrés también se hace presente. Claudia, sobrecargada por la falta de personal, pide ayuda a Fina. Ella, aunque reticente, finalmente accede. No lo dice en voz alta, pero siente que ha llegado el momento de involucrarse más, de dar un paso al frente.
En casa de los Merino, un nombre resuena sin descanso: Gabriel. Su reciente aparición ha provocado un verdadero terremoto emocional, especialmente para Digna. Descubrir que Gabriel y Bernardo formaban parte de una historia oculta durante años deja una huella profunda. ¿Cómo pudo su familia guardar silencio durante tanto tiempo? La revelación no solo abre heridas personales, también amenaza con romper el equilibrio que tanto ha costado construir.
Y entonces sucede lo impensable: Gabriel vuelve a la mansión, esta vez no como visitante ocasional. Es Damián quien lo invita a quedarse unos días. Pero no es un acto de hospitalidad inocente. El patriarca lo ve como una nueva ficha en su tablero, alguien capaz de alterar por completo las dinámicas de poder dentro del hogar. Gabriel, por su parte, también parece tener sus propios planes.
Apenas se instala, decide conocer a Julia, pero el encuentro inesperado ocurre con María. Entre ambos se genera una tensión inmediata. María desconfía. Siente que hay algo oscuro en él, un aura de peligro. Le advierte con franqueza: en esta familia nada es lo que parece. Todo es apariencia, y detrás de cada sonrisa hay una amenaza oculta.
En medio de todo esto, Andrés empieza a cuestionar su realidad. Por primera vez en mucho tiempo, se da cuenta de lo mucho que ha sacrificado. María se convirtió en el centro de su vida… pero, ¿a qué precio? Intenta acercarse a Begoña, busca una señal, un gesto que le indique que aún queda algo entre ellos. Pero Begoña ha aprendido a protegerse. Le deja claro que ha pasado página y no piensa repetir errores del pasado.
Así concluye el capítulo 331. Gabriel ya se ha instalado como un nuevo e inquietante residente en la mansión. Raúl reconsidera su marcha. Damián sigue presionando a Andrés para que recupere su papel de líder. María lucha por no perder lo único que cree tener. Y Andrés se encuentra dividido entre el mundo lleno de culpas que ha construido… y aquel al que renunció tiempo atrás.
