El capítulo 282 de Sueños de libertad (lunes, 7 de abril) llega cargado de tensión, decisiones drásticas… ¡y un movimiento de María que sacude por completo los cimientos de los De la Reina!
En un giro inesperado, Jesús ha dejado la custodia de Julia y todo su patrimonio a María, dejando a Begoña completamente destrozada y al resto de la familia sin palabras. María, imperturbable, regresa a la casa como si nada, con esa altivez que la caracteriza, fingiendo no entender por qué Jesús la eligió. Pero su mirada lo dice todo: ha vuelto para quedarse… y para dominar.
Mientras tanto, Gema y Joaquín viven un momento de ilusión: podría haber un bebé en camino. A la alegría se suma una buena noticia médica, pues el Doctor Herrera acepta tratar a Luis, dando a todos una pizca de esperanza en medio de la oscuridad.
Raúl, en su primer día como chófer, debe recoger a María. El encuentro los toma por sorpresa: él queda fascinado con su presencia, mientras ella, distante, no esperaba sentir ni el más mínimo interés… hasta que un comentario inesperado de Raúl rompe el hielo y abre la puerta a algo más.
Por otro lado, Digna agradece que Julia pueda asistir a su cumpleaños, pero su alegría se ve empañada cuando Damián, carcomido por los celos hacia Don Pedro, termina confesando sus sentimientos. Cansada de la situación, Digna toma una decisión definitiva: pone punto final a su relación con él.
Pelayo no puede esconder su entusiasmo, y Marta, siempre atenta, sospecha que se trata de una decisión clave sobre Darío. Sin embargo, el empresario teme que esto afecte su imagen pública, justo cuando su carrera política comienza a despegar.
Mientras Damián intenta abrirle los ojos a Carmen y Tasio sobre Don Pedro, sus advertencias caen en saco roto. Carmen, harta de su frialdad, le echa en cara lo que nunca fue capaz de darles.
Luis recibe un golpe duro: su enfermedad avanza más rápido de lo previsto. El tratamiento existe, pero es riesgoso y sin garantías. Ante esto, él y Luz deciden sincerarse con los Merino, provocando un emotivo momento en el que Digna no puede evitar las lágrimas.
Raúl agradece a Claudia por su apoyo, sin saber que Fina, observadora, ha notado su creciente interés por ella y decide advertirle antes de que sea tarde.
Pero el verdadero terremoto llega con la lectura del testamento. María entra con aires de reina… y el notario confirma lo impensado: TODO queda en sus manos. La sala queda en silencio. Las miradas, el temblor en las voces y el desconcierto lo dicen todo. María ha jugado su carta maestra… y acaba de ganar la partida.
¡Y esto solo acaba de empezar!
