En el capítulo 365 de Sueños de Libertad, las tensiones dentro de la fábrica y entre los personajes principales se disparan a raíz de una investigación por espionaje industrial. Tasio toma la responsabilidad de descubrir quién filtró el perfume de Cobeaga a la competencia, Brosart, y comienza interrogando a Luis y Cristina, quienes trabajaban directamente en el desarrollo del producto.
Tasio deja claro desde el inicio que no los considera culpables, pero tiene que hacer preguntas incómodas. Luis lo entiende y accede, mientras Cristina se muestra algo ofendida por la sospecha implícita. Tasio explica que por la naturaleza de su trabajo, ellos eran los más cercanos al producto filtrado. En ese momento, Andrés entra a la conversación pidiendo estar presente. Aunque ofrece retirarse si es inapropiado, Tasio le permite quedarse y él, visiblemente molesto por la traición que afecta a todos, quiere respuestas.
Tasio plantea que Paco y Daniel, compañeros cercanos de Luis y Cristina, podrían ser sospechosos por su acceso total al laboratorio. Aunque Luis y Cristina los defienden fervientemente, asegurando que jamás harían algo así, Andrés recuerda que no se puede descartar ninguna posibilidad. Incluso sugiere que Gabriel, su propio primo, estuvo en el laboratorio y podría tener algo que ver.
Cristina intenta minimizar la visita de Gabriel, pero Andrés presiona. A pesar de sus preguntas, Cristina afirma que no ocurrió nada extraño durante la visita… aunque claramente recuerda el beso que compartió con Gabriel, algo que decide omitir. Luis, incómodo por el rumbo de la conversación, pide a Andrés que no insista, y Tasio zanja el tema pidiendo discreción absoluta: si el verdadero topo se entera de que están investigando, podría cubrir sus huellas.
En paralelo, en el despacho de la familia De la Reina, Marta pregunta a Damián si cree que Tasio logrará descubrir al traidor. Damián confiesa que preferiría que nada de esto estuviera ocurriendo. La situación le parece impensable en tiempos pasados. Marta sugiere que la competencia actual es mucho más agresiva, y que tal vez deban adaptarse a esa nueva realidad. Entonces llega Joaquín buscando a su hermano Luis. Al no encontrarlo, les plantea una preocupación mayor: Pedro, el nuevo director, ha ofrecido a Cristina el 5% de las ganancias del nuevo perfume.
Esto provoca una gran sorpresa e indignación en Marta y Damián. Consideran que esta medida podría causar un profundo malestar en otros departamentos, ya que los beneficios de la empresa deben cubrir los sueldos de muchos trabajadores. Recompensar económicamente a un solo equipo podría desestabilizar la organización. Joaquín explica que Pedro ha decidido repartir el 5% de las ganancias de cada creación entre los perfumistas, una política que ni siquiera Luis, aparentemente, aprueba del todo.
Marta está convencida de que si esta decisión no es consensuada, generará una fractura interna. Damián apoya este punto de vista con firmeza: dar privilegios sin el respaldo de la junta es irresponsable. Aunque Joaquín intenta aclarar que su hermano Pedro tomó la decisión solo, el debate sigue encendido.
Mientras tanto, en otra escena cargada de tensión emocional, Gabriel visita a María a escondidas, claramente perturbado por la actitud de Andrés. Le pide ayuda para descubrir qué sospecha su esposo de él, ya que siente que Andrés quiere cazarlo en cualquier fallo. María, aunque escéptica, accede a intentar sonsacarle información a Andrés. Entre ellos hay una mezcla de sarcasmo y tensión. María bromea sobre la relación secreta entre Gabriel y Begoña, y cuestiona la falta de avances. Gabriel le cuenta que Begoña ha rechazado su invitación al baile del casino, con la excusa de querer contárselo primero a su hija Julia. María considera que Julia siempre es la excusa perfecta y que probablemente Begoña sigue enamorada de Andrés. Finalmente, María se ofrece a facilitarle la conversación con Julia para acelerar el proceso.
De vuelta en la fábrica, Luis finalmente aparece en el despacho y lanza una opinión polémica: considera que no es descabellado que los perfumistas pidan un porcentaje de las ganancias por sus creaciones. Cree que es un reconocimiento justo al equipo creativo. Damián y Marta reaccionan con dureza. Le recuerdan que otros departamentos también tienen personal cualificado que podría reclamar lo mismo. Además, Luis, como accionista, ya recibe beneficios, y esa medida lo favorecería doblemente.
Luis insiste en que los perfumistas son esenciales y que sin ellos no existirían los productos. Sin embargo, Damián le señala que todo lo que producen pertenece a la empresa, como indica el contrato de todos los trabajadores. Marta refuerza esta idea: los perfumes no serían posibles sin la infraestructura de producción, distribución y publicidad de la empresa. Luis vuelve a insistir en el rol creador de su equipo, lo que desespera a Damián, que se retira del despacho harto de la conversación.
Marta, por su parte, intenta hacer entrar en razón a Luis. Le recuerda que ni siquiera su hermano Joaquín está de acuerdo con esa medida. Luis, al verse enfrentado, mira a Joaquín en busca de apoyo. La situación queda en suspenso, reflejando la profunda división que este nuevo enfoque ha provocado dentro del núcleo empresarial.
En resumen, este capítulo de Sueños de Libertad está marcado por una doble tensión: por un lado, la búsqueda del topo que filtró información a Brosart y, por otro, el conflicto interno que provoca la decisión de repartir beneficios a los perfumistas. A esto se suma el creciente malestar de Andrés con Gabriel, y el juego peligroso entre secretos sentimentales y estrategias familiares.
Con cada nuevo episodio, la serie profundiza más en las relaciones humanas, las lealtades puestas a prueba y los dilemas empresariales. En el horizonte, la verdad sobre el espionaje industrial parece más cerca… pero también lo están las posibles rupturas y traiciones personales.